El pimpollo Casado, a rastras de Vox

El presidente Pedro Sánchez ya ha anunciado que habrá indultos para los presos catalanes. Hasta los analistas más torpes del lugar -y los hay a patadas, véanse los periódicos de la caverna y las emisoras de radio y televisión de esta Iglesia ultra reaccionaria que padecemos, llenos a rebosar de patanes indocumentados, verdadero azote de la inteligencia- reconocen que esta arriesgada apuesta le puede costar una imponente sangría de votos al presidente socialista.

Dado que pocos consideran necio a Sánchez, y aún menos un mártir bienhechor, a lo mejor nos encontramos con que hay alguien dispuesto a intentar encontrar una salida, cueste lo que cueste, al terrible problema catalán, enquistado por la ingenuidad de muchos y la vileza de otros, incluidos entre ellos los sedicentes independentistas y aquel PP de Rajoy que destruyó todo lo que pudo, y sus mariachis en los medios.

Vuelve ahora el pimpollo Casado a esa degradación callejera. Sin programa alguno, solo seguir como corderitos las extravagancias fascistas de Vox, necesitan gritar como energúmenos para hacerse notorios. ¿Pretenden vivir eternamente en el 155?