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Sociedad | Actualidad

El olvido de enfermedades olvidadas

La pandemia ha acaparado la atención mundial dejando desatendidos la prevención y el tratamiento de otras enfermedades como el sida, la malaria o la tuberculosis, cuya detección ha caído a la mitad

Paciente de tuberculosis / AFP-Getty

La atención mundial fijada en la pandemia de coronavirus durante el último año ha dejado de lado otras enfermedades olvidadas. En países de África la falta de prevención y tratamiento de enfermedades como la malaria, la tuberculosis o el VIH está provocando graves secuelas en poblaciones vulnerables.

Salud por Derecho alerta de que la COVID-19 puede estar causando “más muertes indirectas que directas en determinados países” y amenaza con revertir años de avances en la lucha contra problemas de salud básicos.

Vanessa López, directora de la organización, lamenta que “llueve sobre mojado, sobre sistemas muy débiles y comunidades que llevan enfrentando una carga de enfermedad muy importante”.

Los datos comparativos del Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria revelan que, por ejemplo, las pruebas de diagnóstico de VIH cayeron un 41% durante la pandemia, los cribados para tuberculosis se redujeron en un 59% y las visitas de atención prenatal disminuyeron un 43%, con el consiguiente impacto en la salud de la población.

Muchas comunidades tienen los proyectos sanitarios congelados, asegura López. “Hay mucha dificultad para acudir a servicios comunitarios y sanitarios”. Y una prueba más de las enormes necesidades de “estos países que dependen muchísimo de la ayuda internacional” es que también están teniendo problemas para hacer diagnósticos para la COVID. Solo un 8% de los centros de salud de los países que reciben apoyo del Fondo Mundial pueden realizar pruebas PCR.

Anesvad recuerda que África subsahariana soporta el 35% de la carga mundial de las llamadas Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD), un grupo de 20 enfermedades infecciosas prevenibles cuya atención primaria se ha detenido ante la preocupación por la pandemia que ha ocupado todo el sistema.

Grabriel Díez, responsable de incidencia política de Anesvad, recuerda lo que ocurrió en 2014 con la crisis del Ébola que mostró “la importancia del fortalecimiento de sistemas públicos de salud para hacer frente a epidemias, brotes o crisis”. Esa crisis se mantuvo solo en África, pero la COVID ha demostrado que en un mundo globalizado “lo de allí puede pasar aquí”, insiste.

Ambos creen que todavía es demasiado pronto para conocer el alcance de las secuelas de la pandemia en estos países. Sin embargo, la organización Alianza Stop Tuberculosis calcula que doce meses de COVID han borrado doce años de avance en la lucha mundial contra esta enfermedad.

Díez cree que es esencial el compromiso político para revertir esta situación y celebra que “la salud global está en la agenda política”, algo que espera que se aproveche para consolidar un compromiso con la lucha contra estas enfermedades.

La nota negativa la pone el Fondo Mundial, que hasta el mes de abril solo había recaudado 3.700 millones de dólares de los diez mil millones que calcula que necesita para afrontar esta crisis sanitaria. Para López es preocupante el efecto que esto pueda tener en la lucha contra la pandemia, pero sobre todo en la falta de recursos para “combatir el sida, la tuberculosis, la malaria, reforzar la atención primaria y otras cuestiones que van a quedar desatendidas”.

 
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