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La barrera psicológica, la otra clave del cese del uso de la mascarilla

La psicóloga Sonia Castro, del Instituto Europeo de Psicología Positiva, ha acudido a 'La Ventana' para tratar los otros efectos que pueden aparecer tras la desescalada en el uso de este elemento

¿Estamos preparados para no llevar mascarilla en exteriores?

¿Estamos preparados para no llevar mascarilla en exteriores?

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Madrid

La obligatoriedad del uso de la mascarilla puede tener un final más pronto que tarde. Países como Alemania o Francia marcan el 1 de julio como el día en el que se pueda estar en el exterior sin llevarla puesta. En España, la Comisión de Salud Pública también se baraja la posibilidad de tomar decisiones similares. Más allá de las consecuencias médicas, este paso también puede repercutir psicológicamente en la sociedad, desde los mayores a los más pequeños. Se ha asomado a ‘La Ventana’ Sonia Castro, psicóloga en el Instituto Europeo de Psicología Positiva.

No llevar puesta la mascarilla ha pasado de lo excepcional a lo rutinario, y ha afectado al proceso de comunicación entre personas. Castro ha explicado qué puede suponer la desaparición de este elemento: “La mascarilla no deja de ser una barrera física que ha cumplido maravillosamente su función ante los virus, pero también es una barrera de comunicación. Los seres humanos necesitamos relacionarnos, y al quitar la mascarilla vamos a facilitarlo mucho, especialmente la comunicación no verbal”. Aunque la barrera que supone la mascarilla ha resultado positiva ante la COVID 19, la psicóloga ha señalado el efecto negativo en la comunicación: “Las relaciones sociales, con la mascarilla, se han visto disminuidas notablemente porque no vemos a la persona, no escuchamos bien, sobre todo en el sector de la educación”.

Esta particular desescalada en el uso del cubrebocas acumula dudas especialmente en el cómo se va a producir, si por fechas, por grupos o una mezcla de ambos. Castro ha señalado que, más allá de la forma, no debe ser un cambio brusco: “Tiene que ser un proceso gradual. Tenemos que ser muy flexibles y tener en cuenta las diferencias personalizadas de cada caso, pero sobre todo apelar a la responsabilidad y al sentido común”. La psicóloga ha puntualizado que es necesario tener en cuenta con quiénes se relaciona cada persona, la distancia de seguridad y la ventilación. No obstante, ha recalcado que esta medida no se trata de una imposición: “Habrá personas que tengan con cierto grado de ansiedad, cierto miedo a contagiar a personas que están cerca y tenemos que respetar que tampoco se la quieran quitar.

Un sector de la población potencialmente sensible al cese del uso obligatorio de la mascarilla es el de los más pequeños, aquellos cuya memoria no alcanza a recordar cómo se vivía sin ella o que han aprendido maneras diferentes de mostrar afecto. Castro ha explicado cómo puede afectar este cambio y el papel de los padres. “Los más pequeños son los más afectados porque se está construyendo el lenguaje y están aprendiendo del entorno social. No van a tener esa facilidad a la hora de recibir el afecto y sobre todo de asimilar esa información porque existe una barrera, pero se van a adaptar al resto del lenguaje”. Ha aconsejado a los padres que aprovechen los momentos en los que la barrera de la mascarilla no esté presente para dar “ese cariño, afecto y abrazos”.

Pedro Pérez Perea

Pedro Pérez Perea

Periodista con vocación internacional tras la producción, las redes sociales y el contenido digital...

 
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