El caso Wanninkhof-Carabantes y la construcción de la lesbiana perversa
Uno de los casos más mediáticos de nuestro país y uno de los errores judiciales más garrafales desembarcan en Netflix
El caso Wanninkhof-Carabantes y la construcción de la lesbiana perversa
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Madrid
"Durante un año y medio lleva una familia sufriendo la pérdida de una persona y ustedes lo califican como un culebrón, como una película de Almodóvar. Esto no es un culebrón, es el juicio de una niña de 19 años". Con esta declaración contundente empieza el documental que Tania Balló acaba de estrenar en Netflix: 'El Caso Wanninkhof-Carabantes'. Quien habla es Alicia Hornos, la madre de Rocío Wanninkhof, dirigiéndose a los medios de comunicación. Vestida de negro de arriba a abajo, pelo recogido, bolso en mano y con el rostro visiblemente descompuesto. Su hija Rocío, de 19 años, desapareció el 9 de octubre de 1999 en Mijas y dos semanas después encontraron su cadáver a más de 20 kilómetros. Se condenó, erróneamente, a la expareja de la madre, a Dolores Vázquez.
El documental, dirigido sin morbo y sí con sensibilidad y un lenguaje periodístico y cinematográfico, repasa la construcción, por parte de la sociedad, de los medios y de la justicia, de la imagen de una villana con rasgos masculinos, por ser lesbiana: el de una mujer rencorosa, agresiva, calculadora, fría. Se alimentó un personaje malvado. Es lo que Beatriz Gimeno ha calificado como 'La construcción de la lesbiana perversa', libro que abunda en el caso y que ha servido de documentación para el film.
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Dolores Vázquez pasó 519 días en prisión siendo inocente, la condenaron a 15 años de prisión. No existían pruebas que la incriminasen: nadie vio a Vázquez en el lugar del crimen, las ruedas de un vehículo no coincidían con el suyo, tenía coartada, su ADN no coincidía con el que se recogió en la escena, nada, nada más allá de la suposición de que se trataba de un crimen ocasionado por la ruptura de la pareja. Porque ella mantenía una relación con la madre de Rocío. Una relación que los medios de comunicación también camuflaron y que es un síntoma más de la lesbofobia de aquellos años.
Vázquez nunca fue indemnizada ni resarcida por el error judicial. Su detención ocupó muchas más páginas que su absolución. Nadie le ha pedido tampoco perdón, así que este documental es una invitación extraordinaria para hacernos reflexionar, al sistema y a la sociedad.