Juantxo Domínguez, presidente de RedUNE: "En España hay muchas más sectas de las que nos podemos imaginar"
El presidente de la Red de Prevención Sectaria y del Abuso de Debilidad (RedUNE) expone en un artículo la necesidad de que se tipifique como delito la persuación coercitiva para proteger a las víctimas estos grupos destructivos
Madrid
El día a día de nuestra asociación consiste en dar respuesta a muchas preguntas que familias y víctimas de las denominadas “sectas” nos solicitan por los diversos medios de mensajería telemática que tenemos todos a nuestro alcance. No tenemos fronteras para ello. Nos preguntan dónde está la sede central y respondemos: somos una asociación en línea telemática y personalizada. La puerta siempre está abierta.
<p>Rescatamos la historia de un joven que entró en una secta esotérica y acabó en las garras de un grupo en el que sufrió abusos físicos y coerción psicológica. Las unidades policiales y los psicólogos especializados alertan: la pandemia está siendo el mejor caldo de cultivo para la proliferación de grupos coercitivos</p>
Aún en España se interpreta el sectarismo como una comunidad de índole religiosa, filosófica o esotérica, cerrada y fundamentalista. Desde hace ya unas décadas tenemos una pluralidad morfológica de grupos, que va mucho más allá de esta idea instaurada en la memoria ciudadana española. Sólo pongo como ejemplo gráfico que de 10 solicitudes de ayuda y asesoramiento, por parte de familias o amistades en las que un ser querido está inmerso en una “dependencia grupal“ sin ser consciente, debido a la persuasión coercitiva que ejerce muchas veces sutilmente dicho grupo, en un reparto de roles entre dirigentes y algunos adeptos, cerca de 7 tienen relación en los últimos años con diversas variantes de pseudociencias, terapias alternativas, conspiraciones apocalípticas e intrusismo en ámbitos de la salud sin acreditación alguna ni científicamente demostrado, con riesgos hacia nuestro cuerpo y mente. A ello deberemos sumar eventos, y diversas propuestas que se publicitan en las redes sociales, en lo que denominamos marketing coercitivo con diseños de inversión financiera, la mayor parte de las veces “nada que cosechar y muchísimo que perder”. También en el ámbito de la fraudulenta espiritualidad encontramos amplio abanico de comunidades en las que muchos “líderes” actúan cual inquisidores hacia sus adeptos. Algunas de ellas inscritas en el Registro de asociaciones y otras en el de entidades religiosas.
Los tiempos están cambiando en esta temática social, bien estudiada jurídica y psicológicamente. Las víctimas se están rebelando internamente ante tantos falsarios, psicópatas y abusadores de la debilidad de los más vulnerables, que se han mantenido hasta la fecha con total impunidad. La mayoría de edad no es un escudo protector para no caer en la trampa sectaria. Cualquier momento de inconformismo, debilidad, falta de expectativas, así como de referentes cercanos, puede hacer que nuestra balanza anímica nos deslice al abismo.
Ante la retórica pregunta de ¿cuántas sectas hay en España? Desde RedUNE respondemos que muchísimas más que nos pudiéramos imaginar en la actualidad. Pues aparte de lo reseñado anteriormente en su diversidad, sólo basta acercarse a la inmensidad de perfiles en las redes sociales y páginas web que sirven de reclamo en cualquier lugar del mundo en que residas. Ejemplos tenemos en esta semana. Familiares con hijos e hijas conectados y adscritos a variopintos grupos. Desde Argentina, Nueva Zelanda, Alemania, Yakarta, Toronto, etc. Pasando por propuestas en las cuales una menor de Navarra se traslada en pleno confinamiento al sur de España, habiendo sido captada por una familia vía internet. No digamos los diversos eventos veraniegos con la Ayahuasca como comodín, encuentros de desarrollo personal con las más variables pseudoterapias…
Por todo ello, nuestra lucha asociativa es la defensa y amparo de las víctimas de grupos coercitivos, de sus familiares y seres queridos. Ir ampliando una red colectiva de ayuda mutua por toda España. Seguir cooperando en la erradicación de estos abusadores y psicópatas, con las instituciones policiales estatales y autonómicas. Formando profesionales en los ámbitos de atención psicológica y jurídica.
Nuestra meta más ambiciosa, visto que comienza a existir jurisprudencia, es que se tipifique en nuestro código penal la persuasión coercitiva, independientemente quien la ejerza, promueva o inste, como estrategia de sometimiento de la voluntad humana. Dañando gravemente los derechos cívicos y la dignidad de las víctimas. En ello estamos con diversos contactos a nivel político.