La decisión final
En un testamento se juntan los sentimientos, rencores, rencillas y conflictos de toda una vida
El Código Civil Español, que data de 1889, establece que dos terceras partes de nuestra herencia tiene que ir destinada a nuestros hijos, pero muchos mayores reclaman libertad de testar para dejar sus bienes a las personas que los cuidan, algo que la ley no permite hacer fácilmente
Desde hace años, diferentes asociaciones de personas de la tercera edad y del mundo jurídico piden una reforma legislativa en materia de legítimas para tratar de generar un efecto disuasorio de los malos tratos, del abandono de las personas mayores y, en última instancia de la soledad: estos son los casos de Santiago y Victoria
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Madrid
Si has llegado hasta aquí por casualidad, te recomiendo que escuches el reportaje en podcast porque no hay nadie mejor para contar los sentimientos de un padre o una madre que ellos mismos y los motivos que los llevan a tomar ciertas decisiones. Si has llegado hasta aquí porque has escuchado el reportaje en la radio, tienes a tu disposición las tribunas de Juan Pérez Cereza, secretario del Consejo General del Notariado, Pascual Ortuño, magistrado emérito de la Audiencia de Barcelona, Constanza Tobío, catedrática de sociología de la Universidad Carlos III de Madrid y experta en el estudio de las redes familiares y Piedad González Hurtado, psicóloga clínica experta en terapia de familia, para ampliar información sobre la problemática de las herencias y, sobre todo, de la figura de la “desheredación” y todo lo que la rodea. Además de en #SERPodcast, tienes disponible el reportaje en Spotify, Apple Podcast, iVoox y Google Podcast para escucharlo en la plataforma que te resulte más cómoda.
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Hay pocos temas que sean más tabú en nuestra sociedad que la muerte y el dinero. Ambos se juntan cuando hablamos de herencias y testamentos. Y, a la hora de hacerlo, a la hora de tomar esa decisión final, lo que subyace siempre son rencores, rencillas, recuerdos… la suma de lo que llamamos habitualmente “cosas de familia”.
Más de 600.000 personas firman testamento voluntariamente cada año en España. Una cifra que, con excepciones, no ha parado de crecer en la última década. Dejarlo todo atado y bien atado se hace necesario en un país en el que las herencias superan los 100.000 euros de media, siendo las segundas más altas del conjunto de países de la OCDE. No es que los españoles seamos ricos ni mucho menos, pero tradicionalmente hemos sido un país de propietarios de vivienda y eso explica, en gran medida, que las cantidades heredadas sean tan altas.
Todo lo relacionado con el derecho de sucesiones está recogido en el Código Civil Español, una norma que data de 1889 y que establece el conocido como sistema de tercios: el tercio de la legítima, destinado a los herederos forzosos del testador; el tercio de mejora, con el que el testador puede mejorar la dotación a uno o varios de sus descendientes; y el tercio de libre disposición, que es el único del que el testador puede disponer. La pregunta es si los valores de 1889 continúan vigentes en la actualidad, en una sociedad en el que los modelos y las relaciones familiares son diversos. “Nuestro Código Civil está inserto, siendo una ley, en una tradición católica. Y la tradición católica defiende la familia y que los bienes y el patrimonio familiar pase de generación en generación”, explica Francisco Rubiales, el abogado que colabora con la Asociación de Mayores de Fuenlabrada.
La familia ha perdido funciones en favor del Estado y del mercado a lo largo del último siglo. Las interacciones entre esos tres pilares de nuestro estado de bienestar son complejas y no está exentas de tensiones. El modelo de cuidados de las personas mayores y el modelo de solidaridad intergeneracional se encuentran en plena transición y a muchos, como a Santiago y a Victoria, protagonistas de este reportaje, los ha pillado en medio: valores modernos, leyes anacrónicas. Durante años se daba por sentada una fuerte obligación moral de cuidarse entre la familia, y de cuidar a los mayores. Eso explica que, por ejemplo, el porcentaje de gasto público en cuidados sea mucho menor a la mayoría de los países del norte de Europa.
La Asociación Cultural de Mayores de Fuenlabrada lleva años ayudando e impulsando que las personas mayores deshereden a sus descendientes si no les cuidan o si les desatienden para que si no se preocupan por ellos en vida, no tengan porqué dejarles nada una vez fallecidos. Según sus propios cálculos de cada 100 mayores que llaman para interesarse sobre cómo pueden desheredar a sus hijos, unos 18 lo acaban haciendo finalmente en su testamento. “Muchos de los que nos llaman lo que necesitan antes que desheredar es la ayuda psicológica por ese trauma que tienen ante la falta de contacto con sus seres queridos”, resalta Marcelo Cornellà, presidente de la asociación.
En España las causas de desheredación están tasadas. La ley es muy restrictiva y solo contempla el uso de esa en casos excepcionales, bajo unos supuestos muy graves: que un hijo niegue alimentos a su progenitor sin motivo legítimo o que haya atentado contra su vida, por poner dos ejemplos. Dos sentencias del Tribunal Supremo de 2014 y 2015 sentaron jurisprudencia y flexibilizaron las causas de desheredación. Fue entonces cuando el Alto Tribunal equiparó el maltrato físico al maltrato psicológico que puede sufrir un mayor que es abandonado o desatendido por parte de sus hijos. “Esta jurisprudencia que se inaugura el año 2014 y que ha reiterado el Tribunal Supremo pues ha incrementado el número de desheredaciones porque había mucha gente que realmente no tenía trato con sus hijos y quería desheredarles”, concluye Juan Pérez Cereza, secretario del Consejo General del Notariado. Euskadi, Navarra y Cataluña tienen sus propias normas. En el caso de las dos primeras han incorporado el principio de libertad testamentaria y en la comunidad catalana han reducido la cuantía de las legítimas y recogido la ausencia de relación familiar como motivo de desheredación.
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Desde hace años muchas asociaciones de mayores reclaman que se actualice este apartado del Código Civil Español, que se empodere a las personas mayores con lo único que tienen, sus bienes, su casa, los ahorros de toda una vida, para generar un efecto disuasorio de los malos tratos y del abandono de las personas mayores.
El pasado 10 y 11 de junio, la Asociación Española de Abogados de Familia celebró un congreso en Málaga que llevaba por título 'La práctica de sucesiones en derecho de familia' en el abordaron el aumento de estas peticiones y en el que estimaron en 600.000 las personas interesadas en desheredar. Pero esta problemática legal y social viene de muy atrás. En 2014 la Asociación Pro-Derechos Civiles, Económicos y Sociales solicitó al Ministerio de Justicia cambios legislativos en materia de derecho sucesorio que incluyeran la libertad de testar y la abolición del sistema de legítimas, alegando que eran una fuente interminable de conflictos familiares. El entonces ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, les contestó que no era el momento. Existen otras propuestas como la de la Asociación de Profesores de Derecho Civil que también aboga por modernizar y adaptar esta norma de 1889 a los tiempos actuales.
En este reportaje hablamos de legislación, de herencias, de testamentos, de los cambios en las familias españolas en las últimas décadas, del modelo de cuidados… pero todo ese batiburrillo se resume en una palabra que, sin quererlo, ha acabado siendo el tema de este reportaje: la soledad.
Daniel Sousa
Es redactor en EL PAÍS Audio y colabora en ‘A Vivir que son dos días’ de la Cadena SER. Ganador del...