El futuro de las matemáticas: de los coches voladores a la predicción de agresiones machistas
Hablamos con dos matemáticos españoles sobre la situación de la profesión en un contexto de gran demanda laboral
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Madrid
Las matemáticas tienen un papel cada vez más importante en el desarrollo tecnológico, económico y social. Muchas empresas ya están intentando cazar a los mejores talentos por su capacidad resolutiva a la hora de afrontar numerosos problemas en el trabajo. Para analizar la situación de la profesión, hoy hemos hablado en ‘La Ventana’ con Mercedes Pelegrín, investigadora posdoctoral en L’ École Polytechnique de París, y José Ángel González-Prieto, profesor ayudante doctor en la Facultad de Ciencias Matemáticas de la Universidad Complutense de Madrid. Los dos, jóvenes investigadores con trabajos reconocidos por la Fundación BBVA o la Real Sociedad Matemática Española.
A Mercedes siempre le han gustado las matemáticas. Ahora, basa su trabajo en los cálculos: se dedica a estudiar cómo hacer que los coches vuelen. Con su proyecto pretende “instalar un servicio en las ciudades del futuro para trasladar parte del tráfico a la tercera dimensión, es decir, coches voladores”. De momento, “es difícil estimar cuándo serán una realidad, pero se habla ya de 2025 o 2026. Hay empresas que ya están tramitando permisos para los primeros servicios, pero habrá que esperar algo más para que se extienda”. A través de “modelos de gestión de tráfico y de rutas, la intención es maximizar la eficiencia del servicio. Al principio, se pretende que vayan pilotados, pero se quiere avanzar hacia la autonomía”, aunque aún falta infraestructura para llegar hasta ahí.
José Ángel se fue a la Politécnica cuando acabó su tesis y se especializó en inteligencia artificial. Ahora mismo, trabaja en un proyecto que ayudará a “predecir el riesgo de que una mujer vuelva a sufrir una agresión machista”. La idea es que, “cuando la denunciante acuda a comisaría, el policía pueda evaluar unos indicadores que tienen que ver con la víctima, el agresor y las circunstancias socioeconómicas que se guardan en la base de datos VioGén”. Ese centro neurálgico es el que después “da las claves sobre qué probabilidades hay de que vuelva a sufrir otra agresión o tenga un final fatal”. El proyecto utiliza la inteligencia artificial para “caracterizar el perfil del agresor y de la víctima y mejorar la predicción”. Aún está en revisión por pares, pero los algoritmos ya están preparados para ser aplicados.
El sesgo de género
Para Ángel, “sería muy importante crear referentes femeninos de matemáticas punteras. Las hay, pero no se enseñan. Eso sería fundamental para despertar la vocación científica y que las mujeres vieran que la investigación es uno de los trabajos más satisfactorios”. Es algo que se nota especialmente en el ámbito académico: en esta última convocatoria para conseguir las becas FPU para el doctorado, solo 3 de los 16 candidatos que pasaron a la última fase eran mujeres. “Eso demuestra que hay una pérdida de talento enorme de mujeres que podrían estar contribuyendo al desarrollo de las matemáticas”.
La experiencia de Mercedes es diferente: “En mi caso, no había mucha diferencia [entre hombres y mujeres], aunque en las aulas de ingeniería informática sí se notaba que éramos pocas chicas. Hay que intentar que la gente joven lo vea como una opción más atractiva y que las chicas no encuentren barreras”.