Svetlana Tijanovskaya, opositora bielorrusa: "Estamos luchando por nuestra dignidad, claro que merece la pena"
La líder de la oposición bielorrusa, exiliada en Lituania, habla con la SER un año después del comienzo de las protestas contra Lukashenko
La oposición está ahora más organizada y asegura que seguirán protestando y exigiendo la liberación de los presos políticos y una elecciones libres y democráticas
Madrid
Svetlana Tijanovskaya, líder de la oposición bielorrusa, reflexiona acerca de las protestas en Bielorrusia contra el régimen de Aleksandr Lukashenko, que cumplieron un año el lunes, 9 de agosto. Tijanovskaya, que ha atendido a Cadena SER desde su exilio en Lituania, cree que las sanciones económicas a la cúpula del régimen son la herramienta más eficaz contra Lukashenko ahora mismo. Además, ha comentado que la oposición está más organizada y pensando en las reformas que aplicará cuando gane las elecciones. Según ha dicho la líder opositora, las protestas seguirán hasta conseguir unos objetivos que no han cambiado desde el año pasado: la puesta en libertad de todos los presos políticos y la celebración de unas elecciones libres y democráticas.
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Antes de nada, ¿qué tal está? ¿Cómo está su marido? Tengo entendido que está siendo juzgado en estos momentos…
Siempre dudo a la hora de responder esta pregunta, porque yo estoy bien, pero mi marido está encarcelado, no está muy bien, lleva ya un año, y lo están juzgando a puerta cerrada, pero es un juicio sin garantías, sin periodistas ni nada, no sabemos qué pasa ahí. No sabemos qué es lo que está pasando, pero mi marido es una persona muy fuerte, sabe cuidarse, sabe que no es culpable y ahora está en nuestras manos, en las manos de todos los bielorrusos y la comunidad internacional, que todos los presos políticos sean liberados y termine esto que lleva pasando muchos años.
¿Considera que las sanciones económicas son suficientes para frenar el poder de Lukashenko?
Realmente hemos intentado de todo para aplacar el poder del régimen, desde convencerlos hasta negociaciones para que paren las represiones a la sociedad, pero han hecho oídos sordos. Ahora mismo, las sanciones son la herramienta más poderosa para cambiar la actitud del régimen y que libere los presos políticos y comience a dialogar. El paquete de sanciones de la Unión Europea fue el más fuerte y rápido desde agosto y los Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá no se quedaron atrás. Ahora tenemos que ver cómo han influido estas sanciones a Lukashenko y sus colaboradores. Se podría hacer mucho más, pero de momento es lo que hay. También es verdad que los bielorrusos que están sobre el terreno siguen con su trabajo, montando estructuras para protestar y para seguir resistiendo. Los esfuerzos conjuntos entre la labor sobre el terreno y las sanciones de la comunidad internacional nos llevarán al resultado que queremos.
¿Cree que Lukashenko está verdaderamente preocupado por las protestas?
Claro que sí. El régimen no esperaba este levantamiento, han perdido toda la conexión con la gente, no conocen cuál es el sentimiento general, que la gente está harta de esta dictadura y que queremos cambios. El régimen está preocupado por estas enormes protestas, por la intención de traer libertades y cambios democráticos al país. Por eso actúa con violencia.
Ha repetido en varias ocasiones que no esperaban una respuesta tan violenta por parte del Estado, que quizá se pararía a escuchar las peticiones de la sociedad, pero no ha sido así. ¿Qué habría hecho diferente si volviera al 9 de agosto de 2020?
Siempre digo que subestimamos la crueldad del régimen, no su fuerza, sino su crueldad. No habría hecho nada diferente el 9 de agosto, porque fue algo espontáneo, una respuesta por parte de la mayoría de la sociedad bielorrusa de salir a las calles, para protestar por el robo de los votos. Quizá nuestro fallo es que en ese momento no teníamos estructura sobre el terreno, no sabíamos cómo comunicar. Salimos a las calles siguiendo la voz de nuestra alma, de nuestro corazón. Realmente queríamos cambios, realmente queríamos resistirnos a esta dictadura. No dudaba de que algo cambiaría porque la gente se despertó, la sociedad decidió reclamar sus votos.
No sé si ahora la oposición ha aprendido a ser más efectiva contra Lukashenko, ¿qué pasos van a tomar a partir de ahora?
Nuestra fortaleza está en la resistencia pacífica y en la constancia. Hemos construido muchas estructuras e iniciativas para presionar al régimen desde distintos ángulos, hemos creado centros de comunicación… Tenemos que seguir con esto poco a poco, queremos que nuestra resistencia siga siendo pacífica, esta será nuestra estrategia, porque tenemos unos objetivos que no han cambiado, desde el pasado verano: la liberación de los presos políticos, negociaciones con representantes del régimen y nuevas elecciones. A pesar de toda la violencia, seguimos resistiendo, luchando, no nos vamos a rendir. Esa es nuestra fortaleza.
Su asesor Franak Viacorka dijo que la crisis en Bielorrusia no es un problema entre el este y occidente, sino entre el pasado y el presente. ¿Cree que la comunidad internacional ha entendido esto o les están apoyando para ir en contra de Rusia?
Cuando comenzamos con nuestra política exterior nos dimos cuenta de un problema de percepción: se cree que Bielorrusia es un apéndice de Rusia, que la crisis en Bielorrusia está conectada con Rusia. Tuvimos que explicar que somos dos países distintos, con dos culturas y dos idiomas distintos. Ha sido una política del régimen conectarnos de esta manera con el Kremlin. Pero, aún así, tenemos que cambiar el paradigma entre estar entre el este y occidente y tenemos que explicar que estamos luchando dentro del país, contra el régimen del país. No estamos buscando enemigos, sino aliados que nos ayuden, y aceptamos cualquier proposición constructiva de cualquier país que nos ayude a ser parte de la solución a este problema, no parte de esta crisis.
Después de más de 40.000 represaliados, más de 600 presos políticos, 7 fallecidos, dos medios de comunicación clausurados, una cincuentena de periodistas encarcelados, ¿ha merecido la pena?
Estamos luchando por nuestro derecho a votar, estamos luchando por nuestro derecho a hablar, estamos luchando por nuestra dignidad, claro que merece la pena. Me encantaría haber evitado toda la represión, todos los destinos truncados, todos los muertos, todas las familias destrozadas, pero no era nuestra opción. Nuestra elección es la transición política pacífica. Toda esta violencia es responsabilidad del régimen. Lo que queremos realmente es movernos hacia la democracia en nuestro país. Esta es la decisión de la gente en Bielorrusia, de luchar, de manifestarse… Los propios bielorrusos pensamos que esto nos llevará a nuestro objetivo final.
¿Cuánto tiempo cree que le queda a Lukashenko en el poder?
No te puedo decir una fecha exacta. Lo único que puedo decirte es que los bielorrusos estamos dispuestos a luchar todo lo que sea necesario. Pero eso dependerá de los bielorrusos y de los países democráticos que nos están apoyando.
Más allá de las protestas, tengo entendido que también están trabajando en propuestas de reformas, en cambios en las leyes…
Estamos en un proceso de revolución contra el régimen, estamos luchando contra el régimen, pero entendemos que hay que construir una nueva Bielorrusia, y que deberíamos reconstruir lo que este régimen ha destruido, es por eso por lo que también pensamos en el futuro. Estamos preparando enmiendas en nuestra constitución, estamos preparando reformas, estamos preparando plataformas para realizar grandes cambios en nuestro país, porque después de las elecciones habrá mucho trabajo que hacer. Ahora tenemos que tomarnos el tiempo para construir estas nuevas estructuras y reformas para el futuro. Estamos rodeados de expertos que están trabajando sin parar por una nueva visión de Bielorrusia, una Bielorrusia libre y segura.