Los videojuegos no son cosas de niños
Al contrario, cuentan con una enseñanza y una historia a sus espaldas que los convierten en algo muy especial. Hacemos unos trucos de magia y acabamos con la historia de una de las joyas más misteriosas de los últimos cinco siglos, la perla peregrina
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Madrid
Lo decía más arriba. Relacionamos el mundo de los videojuegos con algo infantil o bisoño. Todo lo contrario, es un sector que mueve muchos millones de euros al año y no precisamente entre los más pequeños, sino sus padres. La historia de Nintendo, la gran empresa japonesa, es quizá un vivo ejemplo de ello. Comenzó en el siglo XIX fabricando juegos de naipes y a lo largo del siglo XX, después de la Segunda Guerra Mundial y especialmente por el giro casi profético de uno de sus directivos en la década de 1970, consiguió pasar de hacer juguetes convencionales para niños a videojuegos. Con ello se abrió un espectro muy amplio de posibilidades que ha hecho que esta ramificación del sector.
Continuamos con la vida, misteriosa y olvidada, de Erdnase, el pseudónimo con el que se hizo popular un tahúr a principios del siglo XX. En Estados Unidos publicó un libro en el que explicaba los juegos de manos y de cartas que hacía en los casinos y salones del oeste para vaciar los bolsillos de quien se interpusiera en su camino.
Acabamos el programa de hoy con la historia de una joya que ha cautivado a las cortes europeas desde el siglo XVI, la perla peregrina. Cuenta con una parte legendaria casi de malditismo que la convierte en una joya insólita.