El curso político que nos espera
Hoy acaba el verano radiofónico y analizamos el curso que nos espera situándonos en de dónde venimos
El curso político que nos espera. / CADENA SER
Madrid
Hay cosas que han cambiado. ¿Podrían decirme el nombre, por ejemplo, de la ministra de Transportes? Antes sabíamos que estaba Ábalos, que Carmen Calvo era la vicepresidenta. Pero ya no están. Antes, los veranos iban de Venezuela a Gibraltar y en cambio este verano acabamos en Kabul lo que empezamos en Cuba.
Pablo Casado se indignó con el Gobierno porque no usara la palabra dictadura. En una entrevista, dijo que Cuba lo era. ¿Y qué es Marruecos?, le preguntaron entonces. "Marruecos -contestó él- es una monarquía, un país estratégico para España". Ha sido un verano complicado para Casado y no porque le faltaran oportunidades. Ha tenido el precio de la luz, por el que discrepan los socios de la coalición mientras no deja de subir.
Ha tenido el PP la crisis de Ceuta, con una orden que nadie dice que fuera suya pero sobre la que una juez advirtió que incumplía con los requisitos legales. Esa crisis se le atragantó al Gobierno y en concreto al ministro Grande-Marlaska, aunque ayer fuera muy explícito el presidente de Ceuta en El País: "Soy muy del PP, pero el ministro hizo lo que le pedí", dijo. Muy del PP es también el alcalde de Madrid. Tan del PP que es su portavoz, que fue a hacer causa de las alpargatas de Pedro Sánchez.
Quizá podría decirse que ha sido, para el PP, el verano de las metáforas. Sobre todo marineras, cuando Casado acusó a Sánchez de "ser el mascarón de proa en el buque pirata de la antipolítica": "Una embarcación en la que el nacionalismo llevaba el timón y al que Podemos hinchaba las velas".
Fue también metafórico que, después de quejarse de que Sánchez fuera ignorado en la crisis de Afganistán, Biden hablara con Sánchez y estuvieran en Madrid Von der Leyen, hablando del alma europea.
Han cambiado algunas cosas, desde luego. Los septiembres eran, en España, meses de calentamiento en Catalunya, preludio de octubres difíciles. Ahora, andamos en vísperas de una mesa de negociación, a la espera de los presupuestos que tenga que gestionar el nuevo gobierno. Por cierto, la ministra de Transportes se llama Raquel Sánchez.