Marc Amorós: "Los negacionistas no razonan, hay que desactivarlos a nivel emocional y empatizar con ellos"

Madrid

Los bulos sobre las vacunas contra la COVID siguen llenando los grupos de WhatsApp y los muros de Facebook a medida que la vacunación avanza. Los negacionistas han encontrado en las redes los vehículos perfectos para expandir las patrañas que refuerzan su discurso y sus ideas sin apenas filtros. Para analizar cómo está evolucionando el fenómeno de la infodemia, hoy hemos hablado en ‘La Ventana’ con Marc Amorós, periodista especializado en desinformación que hoy se ha estrenado con su sección semanal, y con Alberto Nájera, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Más allá de los canales habituales por los que se mueven los bulos, los negacionistas han encontrado vías alternativas para extender el virus de la desinformación. Desde campañas falsas pagadas para que youtubers desacrediten las vacunas en sus vídeos, a líderes espirituales que refuerzan las teorías de la conspiración en sus homilías. El problema es que su nivel de influencia puede contribuir a construir opiniones basadas en mentiras que acaban determinando nuestras decisiones.

Para Amorós, las emociones son el mecanismo clave para instalar este tipo de bulos: “Los negacionistas buscan explicaciones a cosas que la ciencia aún no ha podido explicar porque necesita tiempo. Apelan al miedo e intentan validar sus propias opiniones. Todo el mundo es libre de decir lo que quiera, la diferencia está en si lo que dice se basa en hechos o no. Y la democratización de la información en redes ha equiparado la opinión de cualquier persona a la investigación científica”.

Los intereses detrás de los bulos: pseudoterapias y geopolítica

Durante el proceso de vacunación, los negacionistas han sido especialmente activos. Normalmente, siempre hay empresas o gobiernos a los que les interesa intoxicar el debate público: “Esta corriente de fake news beneficia a los lobbys de terapias alternativas y movimientos antivacunas que mercadean con pseudoterapias. Y hay una clave geopolítica, porque también interesa librar una batalla para determinar qué vacuna es la mejor y socavar la democracia en Occidente”.

Para neutralizar este tipo de mensajes, la idea es entrar en sus dinámicas: “Es complicado combatirlos porque no atienden a razones, así que hay que desactivarlos a través de la parte emocional e intentar empatizar con ellos porque, muchas veces, esas creencias provienen del miedo. Cuando debates con una persona así, te dice que es su opinión y que debes respetarla, pero hay que diferenciar entre eso y un hecho contrastado”.

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Alberto Nájera lleva tiempo desmintiendo bulos relacionados con el 5G y las vacunas y colabora con plataformas de verificación como Maldita Ciencia. Ha recibido todo tipo de insultos de los 'antiantenas' y los movimientos negacionistas le han puesto en la diana en sus canales de Telegram.

Desde febrero del año pasado, Nájera ha desarticulado unos 75 bulos sobre temas variados; algunos, bastante locos: “Uno venía desde México y decía que el confinamiento fue un complot mundial para encerrar a la gente mientras instalaban las antenas de 5G. También hay otro que dice que las vacunas nos vuelven magnéticos. Van cambiando, pero todos tienen el objetivo de intentar parar la vacunación”. Esto ha incentivado un cambio de paradigma: antes, la gente buscaba información para opinar; ahora, funciona justo al revés. La idea de que solo es cierta la información que refuerza las creencias propias está en la esencia de todo este tipo de teorías.