La historia del niño que nació el día en que murió ETA

Madrid

Dani nació el día en que murió ETA. Y a pesar del frío que esa noche hacía en el hospital de Vitoria, su padre, Rubén, recuerda aquel 20 de octubre de 2010 como el día más feliz de su vida. "El nacimiento del primer hijo es algo increíble. Si además se une a que una banda, como ETA, que ha arrebatado tantas vidas, va a dejar de hacerlo... es una catarata de sentimientos", asegura.  

Dani, su hermana, Naiara y su padre han sido los primeros entrevistados en el programa especial por el décimo aniversario del fin de la banda terrorista. Aunque el niño, de tan solo diez años, ha vivido una infancia en paz, su padre reconoce que las preguntas que sus dos pequeños se hacen son constantes: "No les entra en la cabeza que alguien haya podido hacer algo así". 

Rubén asegura que sus dos hijos conocen lo que fue ETA. De hecho el propio Dani lo dice sin ningún pudor. "Eran terroristas", dice el menor. Sin embargo, su propio padre reconoce que ese tipo de declaraciones no eran tan sencillas en otro tiempo. 

"A mis hijos les he hablado de lo que hemos pasado, de lo que hemos sufrido. Ellos siempre se hacen preguntas que te desarman. Preguntan cómo era una bomba o cómo explotaban. Mi hija decía que no entendía cómo podía haber tantos locos", dice, emocionado, Rubén. 

Esta familia de Vitoria vive ahora con seguridad y paz, como reconoce el padre, que sufrió la violencia de ETA cuando tenía la edad de sus hijos. "Una vez pusieron una bomba cerca de casa. Iba paseando con mi madre y vi una bola de fuego espectacular. Tenía como cinco o seis años", asegura el padre de familia. 

La convivencia con ETA era algo normalizado en el Euskadi, a pesar del miedo y de la inseguridad, reconoce Rubén. De hecho, asegura, lo veían como algo cotidiano. "Para nosotros ver la violencia de ETA era como para un chaval de Benidorm ver turistas: lo normal. Sabíamos que había policía, manifestaciones, pero lo veíamos como parte del día a día", asegura Rubén. 

Diez años después del fin del terrorismo en Euskadi, Rubén mira el presente y el futuro de sus hijos con una clara intención: "Quiero que sepan que esa historia existió. Ellos tendrán otros retos, otros problemas, pero no tendrán miedo a expresarse o manifestarse políticamente. Quiero que vean que ahora son libres y que eso, lamentablemente, durante un tiempo fue imposible".