El cambio climático mata la pequeña agricultura
De aquí a finales de siglo se perderán un 25% de los cultivos globales de alimentos y una de cada diez personas del mundo pasará hambre
Guardianes de semillas (programa completo)
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La pequeña agricultura es una de las principales víctimas del cambio climático. Los fenómenos meteorológicos extremos y la pérdida de biodiversidad asociados al cambio climático se traducirán en la reducción de los rendimientos de los cultivos globales de alimentos en un 25% de aquí a finales de siglo.
Las necesidades de los pequeños agricultores dependen en un 80% de la conservación de la biodiversidad, según el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), una biodiversidad que cuidan y protegen. Además, los pequeños agricultores producen un tercio de los alimentos del mundo, sin embargo, reciben solo el 2% de la financiación climática, señala René Castro, experto en financiamiento climático para América Latina y el Caribe del FIDA.
Guardianes de semillas
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Como consecuencia, el experto pone el acento en problemáticas derivadas del mal manejo de los recursos naturales como la huida de migrantes centroamericanos por la inseguridad alimentaria. Las proyecciones poco alentadoras sobre el cambio climático indican que unos 800 millones de personas más pasarán a sufrir condiciones de inseguridad alimentaria por la reducción de las cosechas. Esto son “una de cada diez personas del mundo pasando hambre por el cambio climático”, subraya Castro.
El experto cree que no existe una solución mágica para un problema que afecta al mundo entero, sino que son necesarias soluciones “contextuales, sociales, económicamente adecuadas para las poblaciones y para las vulnerabilidades que estamos viviendo”. Y critica que la respuesta se centre en la mitigación, con la reducción de gases de efecto invernadero que tiene beneficios a largo plazo, “un tiempo que no tienen las poblaciones que ya están en condiciones de vulnerabilidad”.
“Una financiación insuficiente para la adaptación de estas poblaciones tiene un efecto dominó en todo el mundo. Vemos cosechas fallidas que pueden aumentar hambre, pobreza, desencadenan más conflictos, migraciones forzadas e inestabilidad”, lamenta.
Desde FIDA contribuyen a la conservación de la biodiversidad ayudando a los campesinos a preservar semillas autóctonas para que no se extingan. Castro aboga por las “soluciones basadas en la naturaleza, soluciones tradicionales e incluso basadas en conocimiento indígena, que son sumamente adecuadas para solucionar o adaptarse mejor a las condiciones del clima que tenemos en este momento”.
Según el experto, la Comisión Global de Adaptación ha calculado que si se invierten 1.8 billones de dólares en sistemas de alerta temprana, infraestructura resiliente al clima, mejora de la agricultura, utilizando estas semillas autóctonas adaptadas a las condiciones del clima específicas de estas poblaciones, podríamos generar hasta 7,1 billones de dólares en costes evitados y beneficios sociales y medioambientales en el corto plazo.
El impacto de las industrias extractivas y el caso de la petrolera Chevron
La corporación multinacional Chevron, número uno del mundo en emisiones de gases de efecto invernadero, se ha visto envuelta en las críticas por su destrucción de la naturaleza en lo que los expertos califican de ecocidio, genocidio y corrupción.
La petrolera fue causante de uno de los derrames de petróleo más masivos de la historia al arrojar deliberadamente desechos al medio ambiente como una medida de ahorro de costos a lo largo de décadas en Ecuador. Desde el equipo en ecuador de Amazon Watch, su Director de Clima y Energía Kevin Koening explica que este fue un caso único por el nivel de contaminación, el impacto humano, el impacto al bosque tropical y al clima en 30 años de explotación petrolera con “un efecto de vida o muerte en los pueblos indígenas”.
Medio siglo después esas comunidades siguen sin hallar justicia. Pero no es el único caso en el que se ha visto implicada esta compañía. Desde su llegada a Ecuador en 1964 como “Texaco”, entró a territorios indígenas, en bosques primarios que han dejado de existir. En esas selvas han dejado un legado de más de mil pozos tóxicos y ríos contaminados.
Además de en Ecuador, Chevron llevó a cabo las mismas operaciones en África y otras zonas del mundo hasta acumular más de 50 mil millones de dólares en juicios y liquidaciones de deuda que se niega a pagar, poniendo de relieve la impunidad de la que goza la petrolera.
Para Koening la raíz del problema es el “racismo ambiental” de una compañía que “está fuera de la ley”. Para evitar este tipo de casos se está definiendo el delito de “ecocidio” a nivel internacional. “Necesitamos algún tipo de entidad supranacional que exija que se respete el derecho de la naturaleza”, reclama el Director de Clima y Energía de Amazon Watch, por eso espera que salgan compromisos reales de la cumbre del clima COP 26 que se está celebrando en Glasgow.