Juan Mariné, un siglo de cine español
Juan Mariné, director de fotografía que empezó como meritorio en los estudios Orphea de Barcelona en 1935 y que ha participado en 140 películas, nos recibe en casa con cien años
Juan Mariné, un siglo de cine español
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Madrid
Nos asomamos a la vida de Juan Mariné, un director de fotografía que empezó como meritorio en los estudios Orphea de Barcelona en 1935 y que ha participado en 140 películas. Algunas, como el entierro de Durruti, forman parte de la historia del cine, otras, como La gran familia, fueron un taquillazo en su momento y las hay, también, que han quedado en el olvido. Hoy, Mariné, cumplidos los cien, nos ha abierto las puertas de su casa.
Juan Mariné tenía 15 años cuando empezó en el mundo del cine como meritorio y esos inicios se han ido desdibujando en su memoria. Recuerda que era su tío quien tenía relación con los estudios Orpfea en Barcelona y es Concha, su mujer, la que nos sigue explicando que ese tío le llevó un día al plató porque necesitaba ayuda para transportar unas cámaras. Juan, con tan sólo 14 años, se entretuvo leyendo el manual de instrucciones y cuando en el rodaje hubo un problema para sincronizar el sonido y la imagen fue el único que supo encontrar la solución. El director, Arthur Porchet, le propuso que fuera todos los días al rodaje por si le necesitaban y así, de forma casual, empezó la relación de Mariné con el cine.
Juan sabe que venimos a hablar de cine, de su vida, de sus películas y como a veces la memoria ya no es la que era.... le pide a Concha su cuaderno, una carpetilla que guarda un puñado de hojas mecanografiadas donde, bajo el año y el título de la película aparece el nombre del director, del productor, del operador y del ayudante de cámara. Es una herramienta perfecta para recordar algunos episodios que sucedieron hace más de ocho décadas.
El primer título que aparece en el cuaderno es El octavo mandamiento, película dirigida por Porchet en 1936. Sorprende ver a este hombre centenario, cumplirá 101 el 31 de diciembre, leer sin gafas ni de lejos ni de cerca y, cuaderno en mano nos señala un título, Aurora de esperanza. Fue la primera película de ficción realizada por el Sindicato de la Industria del Espectáculo de la CNT durante la guerra civil. Es un melodrama que narra los problemas de un obrero barcelonés para encontrar trabajo tras el cierre de su fábrica y su toma de conciencia social. Está considerada como una joya artística, una película histórica rodada en 1937 y en la que Mariné aparece en los créditos como segundo ayudante de fotografía.
No fue la única película de contenido político en la que intervino el adolescente Juan Mariné. Ese mismo año, 1937, participó en el rodaje de El entierro de Durruti, un documental del que no se conserva su versión en castellano. "Mi trabajo fue muy importante", nos explica, "tuve que recorrer España recogiendo todas las cámaras posibles para rodar el entierro. Las instalamos en camiones y camionetas y en puntos fijos lo que nos permitió reflejar fielmente la despedida que le dio Barcelona a Durruti".
Al frente con 17 años
Juan Mariné fue enviado al frente con 17 años. Cuando terminó la guerra huyó a Francia. Allí Estuvo recluido en dos campos de concentración. Logró escapar a nado del de Argelês sur Mer, dicen que fue uno de los pocos prisioneros que consiguió huir sin que lo apresaran de nuevo antes de cruzar la frontera. Ya en España acabó en un tercer campo de concentración, en el de La Rinconada, Sevilla, donde fue rescatado por su padre gracias a unos contactos. Esas peripecias, que, contadas hoy, parecen de película, las ha explicado Mariné en otras ocasiones, no en esta entrevista en la que nos centramos principalmente en su vida profesional.
140 títulos son muchos títulos así que damos un asalto hasta La gran familia, una película declarada de interés nacional, un taquillazo que se estrenó en 1962, Mariné fue el director de fotografía. Juan hace una pausa antes de decir que ese es un título muy especial no ya por el éxito que consiguió sino porque los personajes eran muy auténticos y se le ilumina la mirada, los ojos, muy azules, chispean cuando recuerda a Alberto Closas, el protagonista. Un actor que vino de Argentina, nos dice, y cuenta una anécdota de Closas que le sale en catalán, su lengua materna, aunque lleve toda una vida en Madrid. Se levanta Juan del sofá en el que está sentado, sin ayuda de nadie, ni de un bastón, y va a buscar una foto de Alfredo Fraile que fue amigo y director de fotografía como él.
Y así, entre películas, se ha ido la mañana. Antes de despedirnos le preguntamos a Juan que ha sido el cine para él. La respuesta... evidente..."Toda la vida". Y añade que además "le ha hecho muy feliz".