Los otros Guantánamos
Antes del conocido Guantánamo, Estados Unidos creó otros centros de detención secretos. Amnistía Internacional recorre los centros de tortura y abusos arbitrarios que siguen presentes en varios países
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Dos décadas después, el abuso y la injusticia continúan en Guantánamo con 39 presos sin juicio previsto. Estados Unidos ha prometido cerrar la prisión, pero por el momento no ha tomado medidas concretas. Desde Amnistía Internacional reconocen que el cierre es complicado para cualquier administración por la “mala base” sobre la que se abrió el centro, pero esperan que se haga pronto.
Entre los escollos están las restricciones impuestas por el propio Congreso estadounidense y la dificultad para trasladar a los 39 prisioneros. La portavoz de AI Olatz Cacho señala que “10 están imputados por cargos, hay cinco acusados de ayudar a planear el 11-S y hay 27 que no han sido acusados a lo largo de estos 20 años, pero siguen en Guantánamo con el argumento de que son detenidos de guerra dentro del conflicto con Al-Qaeda”.
Antes del conocido Guantánamo, Estados Unidos creó otros centros de detención secretos en numerosos países del mundo donde los prisioneros eran interrogados para obtener información sobre al Qaeda y potenciales ataques terroristas. Pero sobre esas bases de la CIA hay pleno desconocimiento.
Algunos de estos centros operados por la CIA estaban en territorio europeo, en Polonia y Rumanía. “Eran centros que estaban al abrigo de cualquier supervisión pública o política sin que tuvieran acceso a ellos ni abogados ni organizaciones humanitarias”, denuncia AI.
Quienes los han sobrevivido relatan los regímenes de aislamiento prolongados, sin ver la luz del día, casi todo el tiempo con esposas, sin posibilidad de comunicarse con nadie. “No sabían ni siquiera el país en el que estaban”, recuerda Olatz Cacho. Además, eran trasladados entre centros en vuelos secretos de la CIA con conocimiento de gobiernos europeos, entre ellos el español.
Violaciones de derechos humanos en Siria, China, Corea del Norte e Israel
Como la de Guantánamo, hay otras prisiones secretas convertidas en centros de tortura en el mundo. La primera a la que nos lleva Cacho es la de Saydnaya, en Siria, sobre la que se han revelado “espeluznantes casos de tortura, de asesinato y violación de personas”. La esperanza llegó el pasado jueves desde Alemania, donde un tribunal ha condenado a cadena perpetua a un excoronel del régimen de Al Assad por crímenes contra la humanidad en un centro de detención y tortura entre los años 2011 y 2012.
También preocupan los campos de internamiento masivo para la reeducación de personas musulmanas en China. Son enormes centros en los que se calcula que podría haber un millón de personas predominantemente musulmanas pertenecientes a etnias como la uigur o la kazaja. El objetivo es forzarlos a asemejarse a la cultura china dominante. Quienes se resisten “se enfrentan a castigos desde insultos, se les quita la alimentación, son sometidos a palizas y aislados”, asegura Olatz Cacho.
Amnistía Internacional ha comprobado que ha habido fallecimientos a causa de la tortura e incluso “muchísimos casos de personas que se han suicidado porque no han podido aguantar esta situación”.
Igual de opacos son los campos penitenciaros para presos políticos en Corea del Norte. El gobierno norcoreano ha negado siempre la existencia de estos cuatro campos, en los que se calcula que pueden estar recluidas hasta 120 mil personas, “todas sometidas a un régimen brutal de torturas, trabajos forzosos, falta de alimentación, falta de atención sanitaria y sin haber sido jugadas ni haber cometido ningún delito reconocible”.
En algunas zonas el terreno de esos centros tiene una extensión de unos 560 kilómetros cuadrados, el equivalente a tres veces el tamaño de Washington D. C.
Otra de las prisiones que se están bajo sospecha de Amnistía Internacional por sus abusos son aquellas cárceles israelíes en las que están atrapados muchos palestinos. La investigadora de Amnistía Internacional explica que “Israel lleva usando desde hace décadas un procedimiento que se llama detención administrativa contra la población palestina exclusivamente y por el que mantiene detenidas a personas por periodos de, en principio, hasta 6 meses, pero que luego puede ser prorrogables indefinidamente” sin cargos penales, y se las recluye bajo “pruebas secretas” que no se ponen a disposición de la defensa.
Los presos “sufren malos tratos en los interrogatorios y torturas, trato cruel y degradante durante la reclusión e incluso castigos si protestan”, cuenta Cacho. Los datos del Servicio Penitenciario de Israel cuentan unos 4.300 palestinos de los territorios palestinos ocupados, entre ellos casi 400 sometidos a este tipo de procedimiento.