"La despoblación es uno de los retos más importantes en los pueblos de La Rioja"

Logroño

Jorge Loyo (1973) comienza una nueva etapa en su trayectoria política. Alcalde de Anguciana, municipio de la comarca de Haro con una población de cerca de 450 habitantes, durante 20 años, en concreto, desde 2007, salvo en la legislatura de 2003 a 2007, asume la presidencia de la Federación Riojana de Municipios tras su elección por unanimidad. Esta semana ha tomado posesión del cargo, tomando el relevo de Francisco Javier Ibáñez, alcalde de Badarán y presidente en funciones, tras la renuncia de Daniel Osés, alcalde de Nalda, tras ser designado consejero de Infraestructuras, Política Local y Lucha contra la Despoblación en el Gobierno de La Rioja, que preside Gonzalo Capellán.

Una institución que Loyo conoce desde dentro, como miembro de su junta de gobierno, que ahora encabeza con el objetivo de avanzar en una serie de cuestiones cruciales, en especial, para los pueblos más pequeños. "La despoblación es un reto muy importante, ya que tenemos que mantener los pueblos. Y luego también es relevante mejorar los servicios y las infraestructuras, así como el impulso de la agricultura y la ganadería para atajar su falta de rentabilidad", asegura en la entrevista concedida a la Cadena SER de La Rioja.

"Los pueblos tienen que ser atractivos y ofrecer a sus vecinos la posibilidad de trabajar y vivir en ellos", resume Loyo, cuya primera experiencia en el Ayuntamiento de Anguciana se remonta a 1995 cuando fue elegido por primera vez concejal. "Soy un convencido del municipalismo. En los pueblos pequeños, como el mío, el alcalde tiene que hacer de todo, desde mover vallas hasta poner una bombilla y ahora, en esta nueva etapa al frente de la Federación Riojana de Municipios, intentaremos apoyar a los más jóvenes, que están empezando en sus ayuntamientos, y compartir mi experiencia, que es amplia", reconoce.

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El agua, un problema creciente

A las tareas ordinarias, se un problema emergente, el agua, y desde dos perspectivas diferentes. Por un lado, garantizar el suministro a los vecinos de un servicio básico y esencial para la vida. Por otro lado, los crecientes problemas que generan las tormentas, ante la falta de personal y medios técnicos, y unos daños que elevan la factura de estos municipios para paliar las incidencias y afrontar con rapidez las reparaciones.

En este sentido, el Gobierno de La Rioja ha abierto una línea de ayudas en apoyo a las infraestructuras agrarias afectadas por las lluvias torrenciales en junio y julio, que dejaron un reguero de daños en 71 municipios por un importe cerano a los dos millones de euros.

Además, La Rioja confía en que la declaración de zona gravemente dañada por una emergencia de protección civil, por parte del Ministerio, para que los municipios afectados puedan acceder a nuevas líneas de ayuda.

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