La media de edad de emancipación de los jóvenes riojanos sigue por encima de los 30 años
El alto precio de la vivienda y la precariedad salarial, principales frenos para iniciar un proyecto de vida
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Logroño
El Consejo de la Juventud de España ha hecho público en los últimos días el informe que refleja muy a las claras la dificultad de los jóvenes españoles para abandonar el hogar familiar y emanciparse
En La Rioja no ha subido durante 2023, pero aun así sigue fijada en una preocupante media de edad por encima de los 30 años, frente a los 26 de la media europea.
Las personas jóvenes en España no pueden emanciparse hasta que dejan de ser jóvenes. Esto es un síntoma muy preocupante que demuestra que los problemas estructurales de la juventud siguen muy presentes y condicionan la vida adulta. Durante el segundo semestre de 2022 el porcentaje de población joven que se emancipaba residencialmente se estancó y las subidas en los precios del alquiler y la vivienda hacían que para una persona joven fuera imposible emanciparse sin sobre endeudarse.
María Forcada, miembro de la junta directiva del Consejo de la Juventud de La Rioja, considera que “es muy difícil que un joven que gana mil euros al mes pueda asumir un alquiler que ronda los 600 o 700 euros. Incluso compartiendo piso, lo que un joven tiene que destinar a vivienda es superior al 30 por ciento de sus ingresos”.
Cuentas que no salen
Y es que pese a que en España el salario medio de una persona joven subió un 4,6 por ciento, estableciéndose en los 13.079,19 euros netos al año (o 1.089,93 euros netos al mes), el precio de las viviendas en alquiler lo hizo un 7,55 %. Así, el alquiler medio de una vivienda se establecía en 912 euros. Una persona joven tendría que dedicar el 83,7 % de su sueldo. Eso, sumado a los 141 euros de media que cuestan de media los suministros y servicios de una vivienda (como los recibos de agua, luz, gas, etc.), supondrían 1.053 euros al mes, el 96,6 % de su sueldo. Es decir, solo le quedarían 36,93 euros para adquirir alimentos, comprar ropa y gastar en ocio, algo completamente inasumible.
Tener estudios superiores tampoco garantiza, en ningún caso, poder emanciparse. Tan solo el 22,9 % de las personas jóvenes que habían completado enseñanzas de formación profesional de nivel superior o estudios universitarios se habían podido emancipar. Además, para las personas jóvenes que no continuaba estudiando la tasa de emancipación era similar entre quienes tenían estudios superiores y entre quienes no los tenían.
María Forcada considera que “esa falta expectativas también está provocando que los jóvenes españoles se estén planteando cada vez más tarde dar los pasos hacia esa emancipación, algo que seguramente no ocurre en otros países de la Unión Europea”.
Y una preocupación que también recoge ese informe de emancipación del Consejo de la Juventud de España, un horizonte tan complicado de emancipación y esa falta de expectativas puede tener su incidencia en la salud mental de los jóvenes