Horas de dolor y llanto en la morgue de Ifema
124 cadáveres han sido ya identificados
Madrid
Una mujer ha esperado 24 horas para identificar a su marido, un peruano de 34 años que llevaba tres meses en España. Teresa es española, ayer murió su hijo y aún no ha logrado articular palabra. Son dos de las historias humanas de las muchas que se viven en la morgue del recinto ferial de Madrid. Allí está hoy la "zona cero" de la tragedia.
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Las últimas horas han sido muy largas para los familiares de las víctimas, que iban llegando, en un goteo trágico, a identificar a los cadáveres. El silencio que se vivía ayer en esta morgue improvisada se ha convertido en el sonido del dolor: el de los sollozos, el llanto y las lágrimas de los que oyen a través de la megafonía nombres y apellidos que no dejaban espacio para la duda.
Tras el sonido del megáfono llegan los gemidos, los abrazos desconsolados, las lágrimas y el turno de los psicólogos. Algunos familiares tienen que bajar por la escalera mecánica hasta el pabellón 6 y confirmar que el cadáver es el del familiar o el amigo. Si hay buena suerte y la identificación es más sencilla, se evita el mal trago.
Esta escena se ha repetido hasta en 124 ocasiones en la tarde de ayer, durante la madrugada y esta mañana. A medida que se ha ido confirmando la identidad de los fallecidos, los restos se han entregado a sus familiares y han sido trasladados desde el Recinto Ferial Juan Carlos I a distintos tanatorios. Las horas de tensa espera se acumulan en las familias. Algunas llevan más de 20 horas en el recinto ferial.
LOS PSICÓLOGOS LUCHAN CONTRA EL ATURDIMIENTO
Un miembro de Cruz Roja relataba a la SER el caso de una mujer que tuvo que identificar el cadáver de su hijo. Tras ver su rostro no lloró, no fue capaz ni siquiera de pronunciar una palabra. Contra esto luchan los psicólogos. Los familiares están aturdidos y los especialistas tratan de que se desahoguen.
A pesar del avance en la identificación, aún hay decenas de cadáveres sin identificar. Muchos de los muertos son emigrantes por los que nadie ha preguntado. La policía ha hecho un llamamiento a este colectivo para que, si piensan que algún familiar o amigo pudo estar en los trenes de la muerte, se pongan en contacto con los servicios sociales del ayuntamiento de Madrid para acudir a Ifema a comprobar si es alguno de los aún no identificados.
Fuentes jurídicas han confirmado que algunos de ellos van a ser trasladados al Anatómico Forense para identificarlos a través de pruebas de ADN.
EMIGRANTES ENTRE LAS VÍCTIMAS
Mucchos taxis siguen ofreciendo servicio gratis a Ifema, donde se ha acondicionado además una sala "intercultural" con servicio de traductores por si existiera algún problema con el idioma. Entre los fallecidos hay ciudadanos de diversas nacionalidades: además de españoles hay víctimas de diez países: Chile, Cuba, Perú, Ecuador, Guinea Bissau, Honduras, Polonia, Francia, Marruecos y Colombia.
Algunos familiares deambulaban con mantas por el recinto. A medida que pasa el tiempo, la desesperación ha aumentado entre los familiares que se encuentran en las salas a la espera de saber si la persona que esperan encontrar ha fallecido en los atentados.
Durante todas estas horas los voluntarios de Cruz Roja y el personal médico han suministrado alimentos, agua y mantas para los familiares, que han contado en todo momento con la ayuda de equipos de psicólogos y psiquiatras.