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El guardián de la línea dura

Encargado de reconstruir la cúpula etarra tras las sucesivas desarticulaciones, Mobutu siempre ha impuesto el recurso a la lucha armada

Félix Alberto de Lacalle Mobutu (Vitoria, 1960), era uno de los miembros de ETA más perseguidos por las fuerzas de seguridad francesas y españolas, que le consideran uno de los máximos responsables etarras en la actualidad. Además de liderar ideológicamente a la banda, se le atribuye la coordinación de comandos de la organización terrorista.

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Junto con Mikel Albizu, Antza, formaba el comité ejecutivo de ETA tras las operaciones policiales que concluyeron con las detenciones de Juan Ignacio Olarra y Ainhoa Mujica, responsables del 'aparato' militar. Según la policía, es uno de los representantes de la línea dura de la banda, al haber impuesto el recurso a la lucha armada frente a Mikel Antza, quien protagonizó las consversaciones con representantes del Gobierno de Aznar durante la tregua trampa decretada por la banda en 1999.

Su militancia se inició a finales de los años 70 con su integración en el comando Araba de ETA. Involucrado en varias acciones terroristas de este comando, logró eludir la acción de la Justicia y pasar por varios países (Yemen y Bélgica) para finalmente huir a Francia, desde donde se encargó de reorganizar el comité ejecutivo etarra tras la caída de la cúpula en Bidart en marzo de 1992. Un año después asumió la jefatura de los comandos de ilegales liberados.

No duró demasiado en sus nuevas funciones porque fue detenido en territorio francés el 17 de noviembre de 1994. En ese momento pesaban sobre él dos órdenes de búsqueda y captura, una de ellas por asesinato y pertenencia a banda armada en relación con el atentado en el que murió el comerciante Saturnino Sota, cometido en Vitoria en 1978. Cumplida la pena de siete años, se le asignó residencia en Francia, donde permaneció bajo vigilancia hasta protagonizar una rocambolesca huida.

Mobutu escapó el 13 de noviembre de 2000 descolgándose con unas sábanas del hotel de Aubusson (Francia) donde se encontraba en situación de residencia vigilada tras cumplir una condena de siete años por asociación de malhechores. Previamente un tribunal francés había anulado la orden de expulsión a España, cuyas autoridades no habían solicitado la extradición del etarra al entender la fiscalía de la Audiencia Nacional que carecía de 'elementos suficientes' para cursarla por los dos sumarios que tiene abiertos en dicha instancia judicial.

La vuelta a la clandestinidad le permitió acometer de nuevo la reestructuración de la cúpula etarra, en la que se integró junto a Juan Antonio Olarra Guridi y Ainhoa Mujika después de la detención de Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, en febrero pasado, y de Ignacio Gracia Arregi, Iñaki de Rentería, que fue capturado en Bidart en septiembre de 2000.

Chivite, compañera sentimental

Para la coordinación de los diferentes aparatos de ETA Mobutu contaba con la estrecha colaboración de su compañera sentimental, Mercedes Chivite, también detenida hoy, etarra que perteneció al comando Nafarroa y que consiguió huir en 1990 tras la liberación por la Guardia Civil del industrial Adolfo Villoslada.

Tras permanecer un tiempo en México, Chivite regresó a España y se incorporó al "comando Madrid". Como activista de este grupo criminal participó, junto a Mikel Azurmendi, en la fabricación de la bomba lapa con la que fue asesinado en 1994 en Madrid el teniente Miguel Peralta.

 
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