García Montero y Zúñiga, premio de la Crítica
El poeta Luis García Montero, con la obra "La intimidad de la Serpiente", y el escritor Juan Eduardo Zuñiga, con el libro "Capital de la Gloria", obtuvieron hoy el Premio Nacional de la Crítica correspondiente al año 2003 para obras en castellano, un galardón sin dotación económica concedido por la Asociación Española de Críticos Literarios.
En las modalidades de poesía y narrativa en catalán fueron premiados María Beneyto por "Bressoleig a l'imsomni de la ira" (Balanceo en el insomnio de la ira y Joan F. Mira por "Purgatori" (Purgatorio).
Xulio L.Valcárcel, con el poemario "Casa última", y Xavier López López, con la obra "A vida que nos mata", fueron galardonados en el apartado de lengua gallega, y Tere Irastortza, con el libro de poemas "Glosak esana zetorrenaz" (Glosas en torno a lo dicho) y Bernardo Atxaga, con la novela "Soinujolearen semea" (El hijo del acordeonista) recibieron los galardones en euskera.
LAS CONCLUSIONES DEL JURADO
El jurado de los premios, reunido en Pamplona durante los dos últimos días, destacó en conferencia de prensa que el granadino Luis García Montero es "uno de los poetas de mayor proyección y prestigio de las últimas dos décadas", las transcurridas desde la publicación de su primer poemario "El jardín extranjero" (1983) hasta este último, "La intimidad de la serpiente".
A lo largo de este tiempo, resaltó el jurado, García Montero "ha crecido como poeta sin renunciar a sus dos maestros de cabecera, Rafael Alberti y Jaime Gil de Biedma", adoptando con los años una actitud poética que "busca antes la complicidad del lector que se complacencia".
ZÚÑIGA: "PROSA LIMPIA Y CONCISA"
Por su parte, Juan Eduardo Zúñiga, un autor que se ha dedicado casi en exclusiva al género del cuento, ha visto con este galardón premiada una trilogía compuesta a lo largo de los últimos 25 años, ya que "Capital de la gloria" cierra un conjunto narrativo sobre la Guerra Civil que arranca con "Largo noviembre en Madrid" (1980) y continúa con "La tierra será un paraíso" (1989), que quedó finalista del Premio de la Crítica.
En este libro, señaló el jurado, "con una prosa limpia y concisa, menos barroquista que en ocasiones anteriores, incluso en sus espléndidas descripciones", Zúñiga "rehuye la elegía fácil o la denuncia explícita" ya que, por el contrario, "su propósito más evidente es el de rescatar la vida en medio de tanta muerte".
