Desarticulan una red que utilizaba perros para tráfico de cocaína
Se les introducían cilindros con cocaína bajo la piel
Trece personas, nueve de nacionalidad colombiana, dos venezolanas y dos españolas, han sido detenidas por la Guardia Civil en Madrid y Málaga como presuntas integrantes de una red que utilizaba a perros para el tráfico de cocaína, en una operación en la que se intervinieron seis kilos de esta sustancia.
Más información
Esta droga se encontraba en el interior del organismo de seis perros que tuvieron que ser intervenidos quirúrgicamente para extraerla, informó hoy en un comunicado la Guardia Civil, que añadió que la actuación comenzó a finales del pasado febrero, cuando se tuvieron indicios de que varias personas se dedicaban al tráfico de cocaína en distintas localidades de la provincia de Málaga.
Las investigaciones permitieron identificar a algunas de estas personas, de nacionalidad colombiana, por lo que se estableció un dispositivo de seguimiento y vigilancia.
Gracias a esta labor, la Guardia Civil tuvo conocimiento de la llegada al aeropuerto de Barajas de un vuelo procedente de Colombia con una partida de cocaína oculta en varios envíos declarados como animales vivos.
Estos envíos comerciales fueron interceptados, y se comprobó la existencia de seis jaulas en las que se encontraban otros tantos perros, aunque al ser examinadas se comprobó que no había ninguna droga.
Por ello, se efectuaron unas placas radiológicas a los perros que desvelaron la existencia de cuerpos extraños fuera de la cavidad intestinal, por lo que fueron sometidos a una intervención quirúrgica en la que se les extrajeron 49 cilindros recubiertos de látex y que contenían 4.550 gramos de cocaína de gran pureza.
Todos los animales sobrevivieron a la intervención y fueron ingresados en vigilancia postoperatoria en un centro de acogida de animales de Madrid, donde se recuperan satisfactoriamente.
La red utilizaba este método de ocultación de la droga, poco conocido hasta ahora, mediante la introducción de los cilindros de cocaína en la región abdominal del perro a través de una pequeña incisión, que posteriormente era cerrada mediante sutura.
Una vez que la herida había cicatrizado y les había vuelto a crecer el pelo, para lo que esperaban entre uno y tres meses, los animales eran enviados vía aérea hasta el país de destino de la droga.
