"El lobo": "Nunca pude permitirme tener miedo"

Mikel Lejarza, el personaje en el que se inspira la película "El Lobo", ha sido entrevistado hoy por Iñaki Gabilondo en la Cadena SER. Este agente de los servicios secretos, que logró infiltrarse en ETA, consiguiendo desmantelar la cuarta parte de la militancia de la banda, ha contado su historia.

Mikel Lejarza es el personaje en el que se inspira la película "El lobo". Fue el único agente de los servicios secretos españoles que consiguió infiltrarse en ETA entre 1973 y 1975 y provocó la caída de una cuarta parte de la militancia etarra de la época, ciento cincuenta activistas y colaboradores, incluyendo a los miembros más destacados de sus comandos especiales y a la cúpula dirigente del momento.

Lejarza ha estado en "Hoy por Hoy" para contar lo difícil que fue su infiltración en ETA. Fue captado por dos amigos policías y, aunque apenas conocía su mundo y supuso un gran esfuerzo adaptarse, ha afirmado que lo que le llevó a hacerlo fue "la motivación personal por solucionar una situación que estaba muy crispada".

ETA JURÓ VENGARSE

"El lobo" ha dicho que tuvo que "cuidar mucho la forma de entrar en la organización y recopilar toda la información posible sin verse involucrado en ningún atentado". Ha asegurado que lo fundamental fue "tener claro quién era, a pesar de que en esos momentos estaba con ellos" y que incluso llegó en algún momento a simpatizar con algunos.

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Lejarza ha relatado que faltó muy poco para que le descubrieran. "Vinieron convencidos de que era un infiltrado y a punto estuvieron de matarme", decía a Iñaki Gabilondo antes de asegurar que a pesar de todo "nunca me pude permitir tener miedo."

Cuando terminó todo, ETA juró vengarse. Con su testimonio hemos sabido lo difícil que ha sido organizar su vida en el anonimato porque al acabar su tarea se sintió "aislado". A día de hoy, la cirugía y la edad le sirven de camuflaje hasta tal punto que ha asegurado que en alguna ocasión ni sus padres le han reconocido. A pesar del anonimato ha explicado que cada vez que sale de su casa sigue mirando a izquierda y derecha. "Hay tics que no se olvidan".