Sociedad

El obispo de San Sebastián se desmarca de la opinión de la Iglesia sobre el plan Ibarretxe

Los ciudadanos deben elaborar su posición política "sin proteccionismos eclesiales"

El Obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, considera que la valoración de la Conferencia Episcopal sobre el Plan Ibarretxe no es vinculante para "la formación del criterio moral de la comunidad católica guipuzcoana". Asimismo, aboga por que sean los ciudadanos los que elaboren "sin proteccionismos ni intervencionismos eclesiales", sus propias opciones políticas, con "el objetivo superior de la paz y la reconciliación de nuestra sociedad".

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En un comunicado hecho público anoche, se refirió de esta manera a la valoración realizada el pasado viernes por la Conferencia Episcopal Española en relación a la Propuesta de Estatuto Político de la Comunidad de Euskadi, en la que señalaba que "pretender unilateralmente alterar el ordenamiento jurídico en función de una determinada voluntad de poder, local o de cualquier otro tipo, es inadmisible".

En este documento, el Obispo de San Sebastián considera que no es "propio de mi misión episcopal" delimitar la naturaleza ni el alcance jurídico y político del Plan Ibarretxe", sino que, por el contrario, son los expertos en Derecho Político los que "discuten incansablemente sobre tales extremos". En consecuencia, afirma no tener "motivos suficientes" para emitir una valoración moral que "comprometa la autoridad de la Iglesia" sobre esta propuesta.

En este sentido, recuerda las palabras que, junto con los obispos de la comunidad autónoma, formuló en mayo de 2002 en las que indicaban que "mientras (los modelos políticos) respeten los derechos humanos y se implanten y mantengan dentro de cauces pacíficos y democráticos, la Iglesia no puede ni sancionarlos como exigencia de la ética ni excluirlos en nombre de ésta". Por ello, "ni la aspiración soberanista, ni la adhesión a un mayor o menor autogobierno, ni la preferencia por una integración más o menos estrecha en el Estado Español, son, en principio, para la Iglesia dogmas políticos que requieran un asentimiento incondicionado", agregaba este documento.

Según recuerda Uriarte, en esta misma carta, los obispos vascos indicaban que "la pluralidad conflictiva de identidades" reclama el hallazgo de una fórmula de convivencia en la que "cada uno de los grupos modere sus legítimas aspiraciones políticas en aras de una paz social que es un valor notablemente más precioso y necesario que el imposible cumplimiento de todas las aspiraciones de todos los grupos".

Tras reseñar estas reflexiones, el Obispo de San Sebastián considera que todos los ciudadanos católicos están llamados a elaborar "de manera adulta, sin proteccionismos ni intervencionismos eclesiales", sus propias opciones políticas. Para ello, a su entender, "será necesario analizar cuidadosamente la situación real, examinar la licitud de los objetivos buscados y medios utilizados y sopesar las consecuencias previsibles de la aplicación de los diferentes modelos". En cualquier caso, estima que siempre deberán "tener en su punto de mira el objetivo superior de la paz y la reconciliación de nuestra sociedad". En este contexto, señala que la valoración de la Oficina de Prensa "no es, en sí mismo, vinculante para la formación del criterio moral de la comunidad católica guipuzcoana", puesto que es un escrito pastoral, no un documento doctrinal aprobado unánimemente por los obispos ni ratificado por la Santa Sede.

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