Sociedad | Actualidad

La atracción del fuego

Cientos de madrileños aprovecharon la noche y la mañana para ver de cerca el incendio de la torre Windsor

Los vecinos de Madrid, y especialmente los de los barrios vecinos, se han echado esta mañana a la calle, con sus perros, sus bicis, su cámaras fotográficas, el pan y el periódico bajo el brazo para ver "lo más cerca" posible la calcinada torre Windsor.

Cuando se cumplen más 12 horas desde que se declaró el incendio de esta torre de 31 plantas, la zona acordonada registra un "peregrinar" continuo de curiosos, que fotografían la mole ennegrecida de cemento o llaman a su familiares para darles la crónica "en directo".

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"Las vistas mejores están en la calle Bethencourt" vocea desde su móvil un hombre que dice que es "guardia nocturno" y que se llama Pedro. Y relata que lo ha visto todo y que sigue en la zona "por cotilleo".

La mañana es tranquila y soleada, a veces llega el olor de la humareda de la Torre Windsor pero apenas se oyen ya la sirenas de los bomberos o la policía, y la gente que se acerca a mirar sin prisas para comprobar en lo que ha quedado el octavo rascacielos más alto de Madrid, con 106 metros.

El incendio de este edificio, situado junto al Corte Inglès entre el paseo de la Castellana y la glorieta de Cuatro Caminos, ha sido uno de los más espectaculares de los últimos 20 años registrado en Madrid, y así se lo hace saber un vecino jubilado a su amigo del barrio, aunque este prefiere hacer cábalas sobre el derrumbamiento.

En un reducido corrillo, también de jubilados, en el que todos parecen ser expertos en ingeniería y construcción, se asegura que "lo suyo" sería dinamitar la planta baja para ayudar al derrumbe del edificio.

Los kiosqueros más cercanos "hacen el agosto", aunque algunos se muestran enojados. Este es el caso de la propietaria de un puesto de periódicos cercano a la torre, porque, en su caso, y según afirma ha perdido a sus "mejores clientes": la auditoría Deloitte, que ocupaba cerca de 20 plantas del edificio y esta considerada como una de las cuatro grandes empresas mundiales de su especialidad.

Algunos de sus trabajadores presenciaron en directo desde primera hora este incendio y lloraron impresionados al ver las llamas. Este grupo de trabajadores, bastante jóvenes, fue testigo directo de como "se quemaba su trabajo" de meses porque se encontraban cenando en un restaurante de la zona.

Un grupo de niños juega en un pequeño parque, situado justo enfrente, mientras que sus padres no tienen reparo en relatar a los medios que viven cerca y que son 'repetidores': "Ya salimos anoche a la calle para verlo y eran "una fallas a lo grande".

Los vecinos no se muestran sin embargo muy alarmados, algunos practican la bicicleta en domingo y han cambiado su ruta habitual para ver la torre y de paso "echar alguna fotografía".

Un vecino de la zona, Enrique, volvía pasadas las 12,30 de la noche del Teatro Real y les obligaron a salir del metro a la altura de la castellana, donde hoy son visibles los charcos, procedentes de las mangueras de los bomberos.

Tras la zona acordonada se pueden ver los hospitales de campaña y los coches del Samur, uno de sus conductores aprovecha también para hacer fotos.

 
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