Uzbekistán rechaza que la ONU investigue la reciente matanza
Las organizaciones humanitarias ya hablan de 1.000 muertos
El presidente de Uzbekistán, Islam Karimov, ha rechazado que la comunidad internacional investigue la sangrienta represión al este de su país de hace una semana, en la que murieron más de 1.000 personas según las organizaciones humanitarias y 170 según el Gobierno uzbeko. Karimov, que habló ayer con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, presume de tener la situación bajo control.
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La ONU exigió abrir una investigación tras los sangrientos sucesos de hace seis días en esta ex república soviética, donde según los testigos, tras una revuelta el Ejército disparó contra miles de manifestantes. Karimov se niega en redondo a esta opción y ayer advirtió a Annan de que no permitirá que una comisión de derechos humanos investigue los hechos.
Karimov aseguró al secretario general de la ONU que "tiene la situación bajo control" e insistió en que tomará medidas para capturar a los responsables de los enfrentamientos sin que un equipo internacional intervenga. La crisis estalló hace seis días en la ciudad de Andiyán cuando, tras una revuelta en una cárcel que acabó con la fuga de miles de presos, el Ejercitó disparó contra civiles que participaban en una manifestación pacífica. El Gobierno uzbeco achaca la muerte a los líderes de la revuelta.