Birmingham recobra el pulso tras la evacuación de 20.000 personas por temor a un atentado
La policía ha explosionado cuatro paquetes sospechos inofensivos tras una amenaza "seria y específica"
Birmingham
El centro de Birmingham, la segunda ciudad más grande de Reino Unido, del que anoche fueron desalojadas más de 20.000 personas, ha sido reabierto y vuelve a la normalidad tras revelarse que la alerta terrorista que provocó la evacuación de la zona de ocio resultó ser falsa. Miles de personas que disfrutaban en el área de pubs y restaurantes de la ciudad de una espléndida noche de verano tuvieron que salir a indicación de la policía, pero sin incidentes y sin pánico.
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La alarma resultó ser falsa. Ninguno de los paquetes inspeccionados "era de naturaleza terrorista", ha indicado esta mañana el jefe de la policía de los West Midlands, Paul Scott-Lee, en rueda de prensa, precisando, no obstante, que "la amenaza era creíble". "No habíamos tenido nunca este nivel de amenaza en Birmingham", ha dicho Scott-Lee, calificando la amenaza de "seria y específica en términos de tiempo y localización". "La gente de Birmingham estaba en peligro anoche", ha sentenciado.
La policía registró un autobús, en el que se habían localizado cuatro paquetes sospechosos, e inspeccionaron un artefacto localizado en un hotel. Según la BBC, los artificieros han realizado cuatro explosiones controladas de los cuatro bultos del autobús, aunque ninguno de ellos tenía explosivos.
Responsables de los artificieros han informado de que en el Travelodge Hotel, en Broad Street, se había encontrado un paquete en el que se veían varios cables y un botón, pero finalmente "no se trataba de un dispositivo creíble", ha declarado un portavoz de la policía de los West Midlands. Broad Street es la mayor calle de copas de la ciudad, donde hay cientos de bares y restaurantes.
Un barrio con gran cantidad de inmigrantes musulmanes
Los servicios de inteligencia alertaron ayer a la policía de los West Midlands de la posibilidad de un atentado terrorista. Habían pasado las siete y media de la tarde cuando se lanzó un aviso público para que la gente no acudiera al centro de la ciudad, la segunda mayor de Reino Unido, con fuerte presencia de inmigrantes asiáticos y en la que se cuenta mayor número de mezquitas. Además, se aconsejó a los dueños de los locales de ocio que registraran a las personas que accedían a ellos.
Posteriormente, se cerraron las calles de acceso al centro y, ya cerca de las nueve de la noche, se procedió a desalojar a las 20.000 personas que se encontraban en la zona, en sus casas o disfrutando de la noche del sábado. Miles de personas se retiraron, en orden, sin pánico y sin incidentes, más allá de un cordón de seguridad de aproximadamente un kilómetro, que incluía tanto la zona de Brad Street como el barrio chino.
Tensión pero sin pánico
A primera hora de la mañana, se ha reabierto el centro de la ciudad, aunque sigue un dispositivo de búsqueda por si acaso. Ayer mismo, un responsable policial precisó que no se habían realizado detenciones. Varios helicópteros sobrevolaron la ciudad en apoyo a las fuerzas de seguridad.
Según testigos presenciales, la situación entre la gente fue de tensión y, aunque no parecen haberse producido escenas de pánico, sí las hubo de confusión y mucha gente no sabía hacia dónde dirigirse. Al amanecer, las calles del centro permanecían fantasmagóricamente vacías, aunque más allá del cordón policial las imágenes eran de tranquilidad: miles de jóvenes se repartían por los jardines y charlaban amistosamente con los policías que vigilaban el cordón.