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Benedicto XVI celebra una vigilia cerca de Colonia a la que asisten 800.000 jóvenes

El Papa se entrevista con representantes de la comunidad musulmana y con los líderes políticos alemanes

En el tercer día de su visita a Alemania, Benedicto XVI ha llegado sobre las 20.30 a la explanada de Marienfeld, a 27 kilómetros de Colonia, para reunirse con unos 800.000 para celebrar la tradicional vigilia, momento cumbre de la Jornada Mundial de la Juventud. Previamente, el Papa se ha reunido con representantes de la comunidad musulmana y se ha entrevistado, de forma privada y por separado, con el canciller alemán, Gerhard Schröder, y con la jefa de la oposición cristianodemócrata, Angela Merkel.

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Tras saludar a los obispos asistentes a esta XX Jornada Mundial de la Juventud, el Pontífice ha subido al papamóvil, en el que ha recorrido la explanada entre los jóvenes, que le aclaman con el ya clásico "Benedicto, Benedicto" y "Viva el Papa". Entre los muchachos hay unos 50.000 españoles y miles de latinoamericanos, que ondean centenares de banderas de sus países. Una gran estructura de 2.500 metros cuadrados y de 60 toneladas de peso cubre el altar, a 12 metros de altura, en la explanada de Marienfeld, desde el cual Benedicto XVI preside esta noche la vigilia y la misa final de mañana domingo. Durante el acto religioso, la estructura está iluminada con 1.600 fluorescentes, que permanecerán encendidos toda la noche.

El Papa regresará a Colonia al finalizar la vigilia. Sin embargo, los peregrinos pasarán la noche en el lugar para asistir el domingo por la mañana a la misa de clausura. Mañana, último día de la Jornada, el Pontífice presidirá el rezo del Ángelus a mediodía y la misa y regresará a Roma por la tarde. Horas antes, el Papa realizó, por tercera vez en su primer viaje fuera de Roma, una llamada al diálogo con otras comunidades religiosas. Durante el encuentro que mantuvo por la tarde con representantes de la comunidad musulmana en Alemania, que forman 3,2 millones de personas, condenó además con dureza el terrorismo, una "opción perversa y cruel que desdeña la vida y corroe la convivencia civil", al tiempo que pidió a los musulmanes trabajar juntos para extirpar del mundo la intolerancia y la violencia.

TAREA ARDUA, PERO NO IMPOSIBLE

Benedicto XVI, para quien luchar en nombre de Dios "debería llenarnos de vergüenza", tendió las manos a los musulmanes y les dijo que si cristianos y musulmanes consiguen extirpar de los corazones el sentimiento de rencor, contrastar la intolerancia y oponerse a cada manifestación de violencia, se frenará "la oleada de fanatismo cruel, que pone en peligro la vida de tantas personas, obstaculizando la paz en el mundo". Según Joseph Ratzinger, la tarea es ardua, pero no imposible.

Por la mañana, Benedicto XVI celebró con el canciller alemán, Gerhard Schröder, y con la jefa de la oposición cristianodemócrata (CDU), Angela Merkel, sendas entrevistas que, pese a ser protocolarias y "privadas", tuvieron carácter político por ser Alemania la patria del Papa y por ser el primer día de la campaña electoral. Las elecciones, de hecho, fueron uno de los temas que Benedicto XVI trató con sus interlocutores, y el presidente del Parlamento alemán, Wolfgang Thierse, al que también recibió el Papa, indicó tras la audiencia que el Pontífice abordó esta cuestión nada más empezar a hablar. A pesar de su evidente interés en los comicios, el cardenal Karl Lehmann duda mucho de que Benedicto XVI vote el 18 de septiembre.

La jefa de la CDU, cuyo partido tiene,según las últimas encuestas, una ventaja de 14 puntos sobre el Partido Socialdemócrata de Schröder (14 puntos), llegó a la cita con una sonrisa de oreja a oreja y a la salida se explayó sobre lo agradable que había sido la entrevista con el Papa. Schröder, en cambio, no comentó nada sobre la audiencia y la oficina de prensa del Gobierno se limitó a decir que había durado 15 minutos sin precisar el contenido de la conversación.