El Gobierno devuelve sin garantías a cuatro menores marroquíes

Cuatro menores marroquíes que vivían en España han sido devueltos a su país sin tener todas las garantías de que su familia podía acogerlos. Según el testimonio de tres de los menores, ocurrió el pasado 16 de noviembre. A las seis de la madrugada, 15 policías se presentaron en los centros de menores "Manzanares" y el de "Picón del Jarama", de la Comunidad de Madrid, y sacaron a los chavales de la cama. Los metieron en un coche en pijama, los esposaron y los condujeron al aeropuerto. Uno de ellos tiene permiso de residencia desde el pasado mes de agosto. Así lo han relatado a Carla Fibla, la corresponsal de la SER en Marruecos, tres de los menores.

Según el testimonio de éstos, fueron levantados por 15 policías, algunos vestidos de civil, entorno a las seis de la mañana. No los dejaron recoger nada y los trasladaron al aeropuerto. Allí uno de ellos, Suleiman, protestó y empezó a gritar y un policía lo golpeó en un ojo. Ante el inmediato hinchazón, decidieron cambiarlo por otro menor, Hanza, un menor con residencia desde agosto cuya familia vive en una chabola y que sufre maltrato de su padre.

Otro chaval, Mohcine, explicó anoche en una conversación telefónica desde Tánger que sus familias no fueron advertidas del retorno. Asegura que sus familias les contactaron una vez que llegaron a la comisaría de la policía marroquí. En el caso de Yusef, de 14 años, aterrizó el pasado 16 de noviembre en el aeropuerto de Casablanca, a pesar de que su familia es de Tánger. Pasó un día en un calabozo con presos comunes, sin comer ni beber, y luego lo llevaron a un centro sin permitirle llamar a su familia, según su testimonio.

Según ha podido saber la Cadena SER, el pasado 21 de noviembre, otro menor fue retornado en calzoncillos de un centro de la comunidad de Castilla la Mancha. Los chavales aseguran que en los centros de Picón del Jarama y Manzanares sus compañeros están muy asustados; tanto, que hacen turnos por las noches para no dormir para avisar para salir corriendo si llega la Policía. Dicen también que duermen vestidos y con los zapatos debajo de la cama, listos para huir.