El conservador Cavaco Silva vence en las presidenciales de Portugal
Logra mayoría absoluta con el 50,6% de los votos, con lo que no necesita una segunda vuelta
El candidato conservador Aníbal Cavaco Silva ha ganado las elecciones presidenciales celebradas este domingo en Portugal con el 50,8% de los votos con el 97% escrutado, con lo que el ex primer ministro no necesitará una segunda vuelta. El socialista Manuel Alegre ha quedado en segundo lugar con el 20% de los votos. Por detrás, el ex presidente ex presidente Mario Soares, con sólo el 13,6%, lo que augura una grave crisis en la izquierda portugesa.
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El candidato de centro derecha Aníbal Cavaco Silva ha ganado las elecciones presidenciales de Portugal en primera vuelta al conseguir el 51% de los votos, ya que a falta de menos de 10% del escrutinio ya no puede perder, según fuentes del del Secretariado Técnico para el Proceso Electoral.
En el segundo lugar, el poeta y diputado socialista Manuel Alegre con el 20% de los votos, seguido por el candidato del gubernamental Partido Socialista, el veterano Mario Soares, con el 13%.
Después están el candidato del Partido Comunista, Jerónimo de Sousa, con el 8%, el líder del Bloco de Esquerda Francisco Loua con el 5% y por último el dirigente del Partido Comunista de los Trabajadores Portugueses (PCTP/MRPP) con el 0,4%. La participación ha sido del 62,1%, muy superior a la de las elecciones de 2001, cuando fue reelegido Jorge Sampaio, que fue del 49,7%.
El conservador Cavaco será el nuevo jefe de Estado a partir del próximo 9 de marzo y durante los próximos cinco años. Elprofessor, ya dirigió los destinos del Gobierno portugués como primer ministro entre 1985 y 1995, será el nuevo presidente por aclamanción. Esta victoria supondrá un duro revés para el Gobierno socialista de José Sócrates, pero los portugueses, sumidos en una crisis económica muy grave, con una tasa de paro cercana al 8% -el doble que hace cuatro años-, con las mayores diferencias entre ricos y pobres de la UE, parecen sólo confiar en el veterano dirigente de 66 años para arreglar la situación, pese a que las atribuciones presidenciales son muy limitadas, nulas en el caso de la política económica.
