Se reanudan en Filipinas las labores de rescate por el desprendimiento de tierras

Las operaciones de rescate en la barriada filipina de Guinsaugon, unos 670 kilómetros al sur de Manila, se han reanudado hoy tras ser suspendidas el lunes por la noche debido a la lluvia, según han informado fuentes oficiales. La barriada, perteneciente al pueblo de San Bernardo, en la isla filipina de Leyte, quedó sepultada por toneladas de barro tras producirse un desprendimiento de tierras el viernes pasado.

Una portavoz de la oficina de la gobernadora de Leyte, Janice Tse, ha declarado que 84 cadáveres han sido recuperados, de los cuales 37 han sido identificados, mientras que permanecen desaparecidas 982 personas. Además, 772 residentes de Guinsaugon han sobrevivido.

Tse añadió que la labor de salvamento comenzó al amanecer, aunque manifestó poca esperanza de encontrar supervivientes al haber pasado ya cuatro días desde que tuvo lugar el alud. "Cada día disminuye la esperanza de que haya más gente que sobreviva a esa catástrofe natural", se lamentó.

Varios voluntarios de la comunidad internacional participan en los trabajos de rescate, entre ellos, tropas estadounidenses y equipos de Malasia, Taiwán y España. Un equipo de la organización no gubernamental española K9 de Creixell formado por cuatro voluntarios, entre ellos un médico, y otros tantos perros de rastreo, llegaron el lunes a Leyte para llevar a acabo su misión de una semana.

Sensores sísmicos

Marines estadounidenses han establecido un equipo de sensores sísmicos con la esperanza de encontrar nuevos supervivientes en el colegio de educación primaria que quedó sepultado bajo 35 metros de lodo y barro. Los equipos de rescate luchan en estos momentos por determinar si los sonidos procedentes de debajo de los escombros pertenecen a supervivientes o al movimiento del agua bajo tierra.

Por el momento no hay signos de nuevos supervivientes bajo el barro, cuatro días después de que el deslizamiento de tierra enterrase el poblado. Nadie ha aparecido con vida desde unas horas después de que acaeciese la catástrofe. Se cree que unas 1.000 personas pueden haber muerto.