Argentina veta la entrada de hinchas a los estadios hasta fin de año

Madrid

Argentina ha decidido cortar por lo sano la violencia en los estadios. Los dirigentes de las asociaciones de fútbol decidieron anoche cerrar las puertas de los campos a los hinchas de los equipos visitantes. Hasta fin de año, los partidos de todas las categorías serán presenciados sólo por socios y tampoco venderán entradas a los seguidores del equipo local.

El diario argentino Clarín publica que la Asociación de Fútbol Argentina (AFA) tomó anoche siete soluciones. La primera es que hasta fin de año, los partidos de todas las categorías serán presenciados solamente por socios locales, de modo que no se venderán entradas; la segunda señala que el próximo domingo, Racing y San Lorenzo no jugarán el clásico en el Cilindro sino en el estadio Ciudad de La Plata y a puerta cerrada. También la AFA decidió que los clubes no podrán incorporar nuevos socios hasta el 15 de diciembre, fecha en que habrán finalizado todos los campeonatos. Tampoco se admitirán entradas de protocolo sin carnet de socio.

La quinta medida es que los clubes que incumplan estas normas que en principio tienen fecha de vencimiento en 2006, serán desafiliados temporalmente. La asociación iniciará también gestiones ante Torneos y Competencias para "considerar la posibilidad de ampliar la oferta de partidos televisados" y, por último, pidió a jugadores, técnicos y árbitros que "se abstengan de gestos y opiniones que puedan agravar el nivel de sensibilidad que resulta público y notorio".

Medidas poco duras

Ante la noticia, son muchos los que piensan que las medidas son descafeinadas y no tratan el problema de raíz. Por ejemplo, entre las medidas que discutieron los dirigentes, figuró la supresión de puntos a los equipos cuyos seguidores provoquen hechos de violencia, aunque se resolvió desestimar, de momento, esta posibilidad.

Con esta normativa, se pretende frenar el aumento violento de los Barras bravas , los hinchas violentos aregntinos, que han llegado a agredir en los últimos días a aficionados y periodistas y han convertido en habituales las amenazas de muerte a árbitros.