El Betis prolonga su agonía ante el Atlético (0-1)

El Atlético de Madrid arrancó los tres puntos del Manuel Ruiz de Lopera al imponerse por 0-1 merced a un solitario gol de Galleti y a una soberbia actuación de Leo Franco, que detuvo dos penaltis y sus posteriores rechaces para sellar el cuarto puesto provisional, que coloca a los de Aguirre en zona ''Champions''.

Los rojiblancos salieron imparables y se comieron al Betis, que pareció estar hipnotizado en los primeros minutos gracias al himno del centenario verdiblanco, que sonó instantes antes de que diera comienzo el duelo entre dos equipos con necesidades bien distintas.

Los de Javier Aguirre enseñaron las uñas y los dientes y los béticos se amilanaron. Galleti avisó al minuto 5 de fuerte disparo desde la banda derecha, que acabó despejando Contreras. La defensa andaluza siguió con su particular siesta y Maniche y los suyos se pusieron manos a la obra para hacer un ovillo con Juanito y Rivas.

El ''Kun'' buscó la banda con insistencia y Torres anduvo ''peleón'', aunque sin suerte. De todos modos, el color rojiblando teñía el Ruiz de Lopera y Javier Irureta se resistía a verlo venir. Así, de esta manera, el argentino Galleti aprovechó un toque, algo mágico, de Maniche al borde del área para empalar la portería bética y subir el primer tanto al marcador (min.33).

La segunda mitad fue una auténtica locura y el guión cambió de protagonista. El Atleti no supo contener ni mimar la bola y para ello Aguirre dio entrada a Jurado. La perla de la cantera blanca dio más posesión de balón y más consistencia a los rojiblancos, que junto con Costinha y Luccin, fueron toda una muralla.

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Pero antes, el Betis desperdició dos ocasiones de oro para poder llevarse el partido. Leo Franco detuvo dos penaltis y sus dos rechaces correspondientes. El meta argentino del Atleti estuvo enorme y adivinó la intención tanto de Edú como de Fernando.

El brasileño lo marró en el minuto 53 y Fernando hizo lo propio en el 69 tras un dudoso agarrón de Seitaridis. Además, el cancerbero internacional consiguió desviar los dos rechaces de las penas máximas, algo que desesperó a Irureta que no se lo creía.