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Cerco a las bombillas tradicionales

Diversos países promueven medidas a favor del ahorro energético que podrían desembocar en la desaparición de la iluminación convencional en los próximos años

Madrid

El pasado martes, el Gobierno australiano anunció su intención de reducir progresivamente el uso de bombillas tradicionales y su sustitución por fluorescentes de bajo consumo. La legislación del país, por lo tanto, puede llegar a restringir en los próximos tres años la venta de estas viejas lámparas, con el objetivo de hacer frente a los millones de toneladas de gases invernaderos que produce la isla, según anunció el ministro de Medio Ambiente del país, Malcolm Turnbull.

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El plan australiano pasa por prohibir progresivamente la venta de las bombillas que no cumplan con los objetivos de eficiencia energética marcados, hasta 2009 o 2010, la fecha fijada para que éstas dejen de existir en Australia. Las tiendas dejarían de venderlas y los fabricantes de elaborarlas.

Sin embargo, Australia no es el primer país que toma medidas similares. Ya en 2005, Fidel Castro reemplazó gran parte de las bombillas tradicionales por otras más eficientes en lo que se dio a conocer en Cuba como Operación Ahorro de Energía. Y hace tan sólo unos meses, Hugo Chávez también anunciaba medidas para "encaminar el país hacia la eficiencia energética". Entre los proyectos incluidos en la Misión Revolución Energética en Venezuela se encuentra la sustitución de bombillas incandescentes por lo que allí conocen como "bombillos ahorradores", es decir, lámparas de bajo consumo. Según datos del Ejecutivo de Chavez, a finales de enero se habían sustituido más de 10 millones de bombillas en más de un millón de viviendas de todo el país, aunque la meta es reemplazar 52 millones.

En Norteamérica no se quedan atrás: a principios de este mes, el Parlamento de California también se apuntaba a la moda verde. Desde sus filas se está trantando de impulsar una nueva normativa que prohibiría el uso de las actuales bombillas en cinco años. Es decir, que si la cámara aprueba la nueva Ley, los californianos tendrán que utilizar sólo bombillas eficientes a partir de 2012. Lloyd Levine, diputado demócrata, informó de que la medida provocará un "ahorro de dinero en los usuarios y el estado, además del ahorro de energía".

Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), Levine está en lo cierto: "El extracoste de este tipo de lámpara respecto a la incandescente que sustituye, lo recuperará el ciudadano -por ahorro en la factura eléctrica- en menos de un año".

Es, por lo tanto, un hecho, que los Gobiernos de numerosos países de todo el globo están tomando conciencia de la necesidad de llevar a la práctica medidas de eficiencia energética que logren un considerable ahorro de energía y una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Algo que se puede lograr con un gesto tan sencillo como deshacerse de las viejas bombillas y sustituirlas por otras de bajo consumo.

Bombillas más ecológicas

La bombilla tradicional, inventada hace más de 100 años por Thomas A. Edison, consiste en un sencillo mecanismo que provoca que la electricidad pase a través de un filamento de metal incandescente para crear la luz. Sin embargo, la mayor parte de la energía generada por la bombilla, el 85%, se desperdicia en forma de calor. A pesar de su precio, algo más elevado que el de las lámparas tradicionales, una bombilla de bajo consumo ahorra hasta un 80% de energía y tiene su duración es hasta 12 veces mayor que la de una incandescente.

En España aún no se ha tomado una medida tan drástica como en nuestras antípodas, aunque el Ministerio de Industria, a través del IDAE, así como algunas administraciones locales, ya se están poniendo en marcha. El IDAE y las comunidades autónomas han distribuido, desde el pasado mayo y dentro del Plan de Acción 2005-2007 de Ahorro energético, más de 200.000 lámparas de bajo consumo de manera gratuita. Tan solo en nuestro país, la iluminación de los hogares representa el 4% del consumo nacional de energía eléctrica y el 20% del consumo eléctrico del hogar.

La utilización de estas 200.000 nuevas bombillas energéticamente eficientes supondrá, según los datos del Ministerio de Industria, un ahorro directo de 192 GWh de energía, el consumo equivalente a una población de 4.000 habitantes. Además, si la tendencia al reemplazo de las bombillas tradicionales se mantiene, el cambio a este tipo de sistemas de iluminación evitaría, solamente en Europa y según datos de la Agencia Internacional de la Energía, la emisión de 28 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2). La sustitución de las bombillas tradicionales por otras más energéticamente eficientes se convierte, por tanto, en un granito de arena en manos de los ciudadanos en la lucha contra la contaminación y el cambio climático.

 
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