Al menos 30 muertos en un atentado suicida en Irak
Los ataques contra fieles aumentan la presión para que el Gobierno iraquí abra la mano con las milicias chiíes
Bagdad
La violencia que ayer se cobró la vida de 150 peregrinos chiíes en Irak se ha prolongado hoy con un nuevo atentado suicida en el que han muerto al menos 30 personas y otras 29 han resultado heridas. El ataque ha tenido como blanco un café de la ciudad de Mandeli, cerca de la frontera con Irán, a 150 kilómetros al este de Bagdad, han informado fuentes de la seguridad iraquí. El establecimiento atacado está ubicado en un barrio de mayoría chií.
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Entretanto, la brutal violencia religiosa no ha impedido que cientos de miles de peregrinos chiíes continuaran con su peregrinación a la ciudad santa de Kerbala. Las principales carreteras del país están blindadas por las fuerzas de seguridad locales, aún así, los ataques contra estos fieles por parte de la insurgencia (en su mayoría, de la rama suní del islam) no cesan: ayer murieron casi dos centenares de personas en atentados de este tipo, y hoy la sangría ha continuado. Tanto es así que crece la presión sobre el Gobierno iraquí para que, en contra de lo que promueve Estados Unidos, permita a las milicias chiíes proteger a los peregrinos.
Los creyentes se dirigen a Kerbala desde diversos puntos del país para conmemorar la muerte, en el año 680, del imán Husein, nieto de Mahoma; en concreto, celebran el fin de los 40 días de luto por el martirio de Husein a instancias del califato suní de los Omeyas. Pero en el camino les esperan bombas y terroristas dispuestos a suicidarse llevándose por delante la vida del mayor número posible de fieles.
La ola de violencia en Irak continúa
Ayer, más de un centenar murieron y otros 190 resultaron heridos cuando dos individuos detonaron los cinturones de explosivos que portaban en una carpa al lado de la carretera en la que los peregrinos paraban a comer y descansar de camino a la ciudad santa. La matanza en Hilla, a 100 kilómetros al sur de Bagdad, fue sólo la más sangrienta de una serie de atentados que se han seguido repitiendo hoy. Esta mañana un grupo de insurgentes ha dispuesto una emboscada contra fieles en Doura, al sur de Bagdad, y ha matado a siete personas y herido a 23, según fuentes policiales. Además, otro peregrino más ha muerto y tres han resultado heridos por un tirador en la capital.
Estos ataques incrementan la violenta tensión que divide a chiíes y suníes de Irak y que amenaza con hundir el país en una guerra civil abierta. Estados Unidos ha lanzado en las últimas semanas una operación de seguridad en los alrededores de Bagdad para evitarlo, y ha destinado a ello a 90.000 soldados estadounidenses e iraquíes.
La Casa Blanca presiona al primer ministro, Nuri al Maliki, para que sea tan firme con las milicias chiíes como con los insurgentes suníes, pero los últimos ataques han elevado la presión sobre él por parte de la mayoría (dos tercios de la población) chií. Entre tanto, multitud de peregrinos continúan atascando las calles de Bagdad y las carreteras hacia Kerbala (a 110 kilómetros al sur de la capital), vestidos de negro.