Los aspirantes republicanos a la Casa Blanca respaldan la guerra de Bush en Irak
Los 10 candidatos del partido celebran el primer debate para conseguir la nominación presidencial
Los diez candidatos a representar al Partido Republicano en la próxima elección presidencial de noviembre de 2008 ofrecieron la pasada madrugada un cerrado apoyo a la guerra en Irak, aunque algunos mostraron ciertas reservas en la gestión del presidente Bush. En el primer debate entre los candidatos, a nueve meses de las elecciones primarias, todos confiaron en la victoria final en la guerra, y rindieron un nostálgico homenaje al ex presidente Ronald Reagan, el 'héroe' de la revolución conservadora en los años ochenta.
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El debate republicano, celebrado en la Biblioteca Presidencial Ronald Reagan de Simi Valley (California), apenas dejó grandes momentos. Los favoritos en los sondeos, Rudy Giuliani, antiguo alcalde de Nueva durante el 11-S, y el veterano senador John McCain, evitaron un enfrentamiento directo.
La cuestión de Irak protagonizó el discurso de todos los candidatos, que rechazaron la retirada una semana después de que los aspirantes demócratas pidieran por unanimidad el fin de la ocupación en su primera cita televisada.
"Debemos ganar en Irak. Si nos vamos ahora, el país caerá en el caos", dijo McCain, de 70 años, que ha liderado el apoyo a Bush y respalda el plan para incrementar las tropas.
Giuliani insistió en la misma idea: "Nunca deberíamos ceder al terrorismo. Sería un terrible error". Y añadió: "Debemos tomar prestado de Reagan su optimismo y esperanza", una de las decenas de citas elogiosas al admirado 40º presidente de Estados Unidos, que gobernó entre 1981 y 1989.
Pero algunos candidatos expresaron sus dudas sobre la gestión de la Administración Bush en la guerra. "Hubo claramente errores de juicio, y eso se debió a que se escuchó demasiado a civiles trajeados con corbatas de seda y muy poco a los generales", dijo Mike Huckabee, antiguo gobernador de Arkansas.
Duro momento para los republicanos
El debate llega en un momento comprometido para los republicanos, seis meses después de perder la mayoría en el Congreso.
El presidente Bush goza de una impopularidad récord, así que los contendientes tuvieron que hacer equilibrios para salir de las preguntas más espinosas.
"Respeto al presidente, pero haría las cosas de otra manera. Quiero traer las tropas de vuelta a casa, pero reconozco que hacerlo precipitadamente nos obligaría a volver allá", señaló Mitt Romney, antiguo gobernador de Massacusetts y tercero en las encuestas.
McCain se atrevió a criticar "los tremendos errores en la dirección de la guerra" y "unos gastos que están destrozando el país".
Los demás candidatos, los congresistas Tom Tancredo, Duncan Carter y Ron Paul, el ex gobernador Jim Gilmore, el senador de Kansas Sam Brownback y el ex secretario de Sanidad Tommy Thompson, muy lejos todos en los pronósticos, pasaron desapercibidos.
Los aspirantes se enfrentarán en otros dos debates en los próximos tres meses. Entre enero y mayo del año que viene, las elecciones primarias en cada Estado decidirán al candidato del partido para la elección presidencial de noviembre de 2008.
El aborto divide
El apoyo de Giuliani a los derechos de los gays y al aborto le valió la crítica de sus adversarios. Muchos dijeron que respaldarían una sentencia del Tribunal Supremo restringiendo el derecho al aborto.
Giuliani mantuvo su postura. "Acataría la decisión del Supremo. Pero pienso que hay que respetar el derecho de la mujer a tomar esa decisión".
McCain regaló al auditorio una de las frases más poéticas de la velada cuando se le preguntó si creía en la teoría de la evolución. "Sí", dijo dudando, y añadió: "Pero también creo que cuando estoy en lo alto del Gran Cañón y contemplo el ocaso, allí está también la mano de Dios".
Tres republicanos, Tancredo, Brownback y Huckabee, manifestaron sin tapujos que no creen en la evolución.
La celebración del debate en la Biblioteca Reagan motivó una explosión de alabanzas para el ex presidente, un icono para los republicanos por haber reconducido el país tras dos décadas de inestabilidad, crisis políticas y debilidad presidencial.
La antigua primera dama, Nancy Reagan, junto con el gobernador Arnold Schwarzenegger, presenció el debate en primera fila. Pero la presencia de Reagan, firme defensora de la causa, no fue suficiente para que los candidatos moderaran su frontal rechazo a la investigación con células madre.