Internacional

El presidente de Colombia anuncia la liberación de guerrilleros de las FARC con delitos menos graves

Álvaro Uribe basa su decisión en "razones de Estado"

El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, ha anunciado hoy, viernes, la liberación, parcial o total, de los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) detenidos por delitos menos graves antes del próximo 7 de junio. El mandatario ha explicado que ha tomado la decisión "por razones de Estado" y que ésta debe ser considerada un primer paso hacia un eventual intercambio de guerrilleros por secuestrados por las FARC.

En una entrevista en Radio Caracol, el jefe del Estado ha señalado que "por una razón de Estado, el 7 de junio tengo que haber hecho efectivo lo de las FARC, parcial o total (...) Los tendré trasladados a un lugar distinto a la cárcel".

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Uribe ha rechazado revelar los motivos que le han llevado a tomar esta decisión. "Es una razón superior para la conveniencia del Estado que oportunamente la sabrá el país", ha dicho. "El Gobierno tiene que buscar todos los medios legales para la liberación de las personas secuestradas, gústele o no a esos bandidos de las FARC", ha añadido.

Según Uribe, esa excarcelación puede ser entendida como "un primer paso" hacia un posible acuerdo humanitario del Gobierno y las FARC para intercambiar los 56 políticos, soldados y policías secuestrados por centenares de rebeldes presos. Dicho acuerdo, que se intenta lograr desde hace más de cuatro años, no ha sido posible porque las FARC, la principal guerrilla del país, exigen desmilitarizar dos municipios del departamento del Valle del Cauca -Pradera y Florida- y porque el Ejecutivo exige que los que sean excarcelados no regresen al combate. En la lista de cautivos figura la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, secuestrada en 2002, que hasta el mes pasado estuvo compartiendo cautiverio con el policía John Frank Pinchao, quien logró huir tras casi nueve años y rebeló que la dirigente política sigue viva.

Uribe ha manifestado que los guerrilleros que sean liberados tendrán que comprometerse a colaborar en la consecución de la paz en el país, a no volver a delinquir y a aceptar la tutela de la Iglesia, que habrá de corroborar su buen comportamiento.