'El Solitario' intenta emular a 'El Dioni'
Su estrategia: evitar la condena social haciéndose popular
'El Solitario' intenta emular a 'El Dioni' o al famoso ladrón del tren de Glasgow, Ronnie Biggs, para evitar la condena social y convertirse en figura popular, aunque sus atracos le costaron la vida de tres personas.
Jaime Jiménez Arbe es un hombre inteligente. Lo ha demostrado a lo largo de casi 15 años, en los que llevó a cabo una carrera de robos y crímenes, que le costó mucho tiempo a la Policía poner fin.
La enigmática imagen de 'El Solitario' encontró nombre hace algunas semanas cuando Jiménez Arbe cayó en manos de la Justicia, minutos antes de atracar un banco.
Montar el número: apoyarse en los medios
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El delincuente más famoso de España quiere seguir los pasos de sus antecesores, 'El Dioni' o el famoso ladrón británico Ronald Biggs, que dio un golpe maestro en 1964, cuando robó más de cuatro millones de libras en el tren del correo de Glasgow.
'El Solitario' se autopromociona en su detención cuando pronuncia ante los medios que captaban su traslado, la frase: "Españoles, soy 'El Solitario'".
Ahora, su abogado defensor relata que el delincuente pretende escribir un libro con sus memorias y cada uno de los golpes que dio. Para mantener la atención del público y la prensa, ha pedido conexión de Internet para su celda.
La atracción turística de Ronnie Biggs
Su golpe fue dado con un grupo de cómplices y llegó al cine de Hollywood. Tras detener el tren cargado de dinero que iba con destino a Londres, desenganchó la locomotora y el vagón con los sacos de libras esterlinas, y desapareció en la noche.
Tiempo después, en una redada, caía toda la banda. Pasado un año, Biggs se escapó de la cárcel. Con parte del botín pagó una cirugía plástica en París, se mudó a Australia y cuando fue descubierto se escapó a Río de Janeiro en 1970. Scotland Yard lo descubrió en Brasil en 1974, pero Ronnie se había enamorado de una mujer con quien tenía un hijo, y la legislación brasileña impidió la extradición porque era el sostén de un niño nacido en ese país.
"Por 20 reales te cuento mis historia"
Ronnie Biggs comenzó a recibir la visita de los turistas en su casa, y por unos 20 reales (poco más de 6 euros actuales) contaba su historia y aceptaba gustoso tomarse una foto.
En 2001 se terminó la fuga de Biggs, cuando a sus 72 años y muy enfermo pidió un pasaporte para volver a Gran Bretaña. En silla de ruedas, internado pero preso, Biggs vive sus últimos años en una cárcel británica donde debe cumplir los 30 años a los que fue condenado. Sin habla, con cuatro infartos y semiparalítico, tiene como último deseo despedirse de Londres tomando una cerveza en un bar frente al Canal de la Mancha.