Villalar estrena un arado 'tuneado' para acabar con los topillos

Villalar de los Comuneros, el pueblo vallisoletano en que cada 23 de abril Castilla y León celebra el día de la región, quiere estar a la vanguardia en la lucha contra la plaga de topillos. El alcalde de la localidad, Pablo Villar, tendrá listo hoy un arado 'tuneado' para acabar con los roedores. En palabras del regidor, "se trata de un apero agrícola que laborea la tierra y al que se le añadirán varios complementos".

El apero lleva a cabo un "laboreo vertical y se complementa con un rodillo para que, tras el arado, aplaste a los topillos una vez se han levantado sus madrigueras", explica Villar. Se trata de aprovechar los recursos existentes y mejorarlos mediante la incorporación de otras técnicas.

"Buscamos la sinergia de varios complementos", dice el alcalde, que reconoce que esta ocurrencia es fruto de la desesperación: "Lo que no hace la Junta, lo hace un pueblo de 500 habitantes".

Proponen usar ultrasonidos

La preocupación es tal que agudiza el ingenio. José Carlos Piñero, un veterinario que trabaja para la Junta de Castilla y León ha propuesto el uso de emisores de ultrasonidos para acabar con la plaga de topillos en la región.

Piñero asegura que estos "ahuyentadores electrónicos" -que emiten unos ultrasonidos que no pueden escuchar las personas- ya se pueden encontrar en el mercado. Los aparatos -asegura- son baratos, de fácil manejo y pueden cubrir un área de hasta 1.500 metros cuadrados y su eficacia ya se ha probado con otras plagas.

El empleo de estos productos serviría para ahuyentar a estos roedores hacia "lugares de exterminio, para su destrucción por el agua, fuego u otros medios".

Los niños, a la caza del topillo

En el primer pueblo que experimentó con la quema de rastrojos contra los topillos, Fresno el Viejo, su alcalde, Ángel Navarro, se ha mostrado preocupado: "Los niños se acostumbran a convivir con los roedores y matan 400 topos diarios por las calles".

Navarro asegura que los alcaldes tienen problemas para afrontar el problema: "Los agricultores me dicen que no podrán sembrar, lo que conllevaría la declaración de zona catastrófica, pero queremos soluciones a la plaga".

Y sin embargo, y pese al topillo, la cosecha de cereal en la campaña del 2007 en la provincia de Valladolid ha acabado duplicando la de 2006. En concreto, 1.196.741 toneladas, frente a las 566.650 del año pasado.