Hallado en Finlandia un chicle de 5.000 años de antigüedad
Una estudiante británica encontró la goma de mascar en un yacimiento arqueológico
Madrid
Para cualquier persona no es un agrado encontrarse en la calle con un pedazo de chicle mascado y hasta con las marcas de los dientes, especialmente si la goma se ha quedado incrustada en el zapato. Pero, claro, depende de qué masticable se trate. Para Sarah Pickin, por ejemplo, una estudiante británica de 23 años, ha sido una maravilla haber encontrado un chicle mientras paseaba por un yacimiento arqueológico de la costa finlandesa, ya que la goma de mascar resultó ser nada menos que del Neolítico y tener 5.000 años de antigüedad.
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El masticable, que tiene impresas las marcas de los dientes, está hecho de resina de corteza de abedul, una sustancia que contiene componentes antisépticos. Pickin, alumna de la Universidad de Derby, ha encontrado además parte de un pendiente de ámbar y una aguja para el pelo, piezas que serán expuestas junto con el chicle en el Centro Kierikki de Finlandia. El descubrimiento, del que se ha declarado "encantada", le servirá a la joven estudiante para sumar 15 créditos de cara a su licenciatura.
El centro finlandés organiza excavaciones todos los años para sacar a la luz objetos de especial importancia en un área boscosa denominada Kierikkikangas, que data del periodo Neolítico (entre 4.000 y 5.000 años antes de Cristo). Sarah Pickin forma parte de un grupo de cinco estudiantes de la Universidad de Derby que se presentaron voluntarios para participar en una de estas excavaciones, que se desarrollan entre mayo y octubre.
Utilizada a menudo
Uno de los supervisores del centro finlandés, Sami Viljanmaa, ha explicado que la sustancia encontrada "era utilizada a menudo como goma de mascar e incluso podría haber tenido utilidad para reparar cabezas de flecha dañadas".
El tutor de Sarah, el profesor Trevor Brown, ha destacado que el chicle prehistórico contiene fenoles, un tipo de componente antiséptico, y ha añadido que los investigadores creen que ya en el Neolítico se descubrió que mascando la resina de la corteza del abedul se podían tratar las infecciones. A su juicio, este descubrimiento "es particularmente relevante porque la goma lleva impresa una marca de dientes bien definida".