Sevilla rinde pleitesía a Héroes del Silencio
Hace onde años que la banda se despidió en la ciudad andaluza
Sevilla, la ciudad que hace once años fue testigo del último concierto de la mítica banda Héroes del Silencio, ha rendido hoy pleitesía a los cuatro guerreros zaragozanos que, para su vuelta, ofrecieron una fiesta de luz y sonido que embriagó a un público que no olvida sus escritos ni con el paso de los años.
Más de 70.000 asistentes se han dado cita en el Estadio Olímpico de Sevilla para mostrar cortesía al grupo español que en la década de los 90 supo conquistar, no sólo su territorio, sino otros más lejanos con canciones como "Entre dos tierras" o "Maldito duende", que no faltaron en le repertorio.
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La banda, de riguroso negro, empezó a escribir un capítulo más de su leyenda con épicas canciones de tiempo lento con las que quisieron calmar las ansias de un público entregado desde los primeros acordes.
"Sevilla, buenas noches, un placer estar con ustedes, os queremos dar las gracias por lo grande que se ve esto", han sido las primeras palabras del líder de la banda, Enrique Bumbury, que asumió con naturalidad el liderazgo de un concierto que tuvo sus momentos más álgidos con los temas más conocidos y que elevaron al estrellato a esta banda.
El publico, treintañero en su mayoría, se quedó sorprendido con algunas de las canciones que la banda interpretó esta noche, pero que sirvieron para rememorar algunos de sus mejores momentos como adolescentes.
Adiós o hasta luego
A pesar de que los integrantes del grupo no derrocharon gestos de complicidad entre ellos, la popular "Entre dos tierras" -que se hizo esperar-, no decepcionó a los miles de seguidores que corearon de principio a fin la letra envolviendo la voz de Bumbury.
Tras más de hora y media de espectáculo, que se cerró con fuegos artificiales, los Héroes del Silencio abandonaron sus armas instrumentales para emprender el camino a Valencia, donde cerrarán esta gira de reencuentro el próximo sábado.
Sevilla, la ciudad que los vio morir artísticamente hace once años, asistió eufórica al renacimiento de la mítica banda maña.
Ahora, sólo ellos saben si esto es un adiós o un hasta luego.