Cristina Fernández de Kirchner, el liderazgo que concentra un nuevo poder
Quién es la mujer que gobernará Argentina durante los próximos cuatro años
MADRID
La presidenta electa de Argentina ha construido una carrera política paralela e independiente a la de su esposo, Néstor Kirchner.
Los argentinos han vivido una historia particular este fin de semana, al consagrar con más del 44% de los votos a la primera mujer electa como presidenta del país desde que declarara su independencia en 1816.
Cristina Fernández de Kirchner ha forjado su carrera política en el Parlamento argentino como una activa legisladora que siempre tomó la palabra en los debates de las leyes más importantes.
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Mientras su marido gobernaba la sureña provincia de Santa Cruz, una vasto territorio patagónico rico en petróleo, árido y con una población que rondaba los 200.000 habitantes, la diputada Cristina Fernández recorría los pasillos del Congreso Nacional juntando voluntades y esfuerzos para algunas leyes clave.
Fue legisladora, senadora, volvió a la Cámara Baja, y desde hace dos años es senadora por la provincia de Buenos Aires, lugar que dejará para asumir la primera magistratura del país.
Más que una oradora de comité, frase que se le atribuye a los políticos con capacidad de seducir y convencer una tribuna, ha mantenido un alto perfil mediático, televisivo y de radio durante muchos años en los que ha mostrado su habilidad para llegar al público.
Sus enemigos la tildan de irascible y soberbia, pero Cristina Fernández admite que es una mujer enérgica, aunque se autodefine como una "buena mina (mujer)".
Cuando Néstor Kirchner anunció la intención de pelear por la presidencia en 2003, era su esposa la figura más conocida para los argentinos, pero en aquel momento, el fuerte respaldo del entonces presidente Eduardo Duhalde, sirvió de base para que el actual mandatario ganara la elección.
Con 54 años, Cristina Fernández es la primera mujer elegida presidenta del país suramericano, con un alto caudal de votos, y sin ningún parangón con Evita, figura emblemática para una generación de electores que la recuerdan como la "abanderada de los pobres". La esposa del actual Presidente tiene poco de aquella mujer, salvo su capacidad de liderazgo, la voluntad por lograr los objetivos que se propone y una personalidad arrolladora que despierta odios y pasiones a su alrededor.