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Noventa contribuyentes alemanes confiesan que han evadido impuestos en Liechtenstein

Más de veinte sospechosos se denuncian a sí mismos para evitar la cárcel mientras Suecia y Francia abren investigaciones por el escándalo

Ginebra

Un total de 91 evasores fiscales han confesado ante la fiscalía de Bochum y 72 han presentado denuncias contra sí mismos (figura jurídica con la que se busca evitar la cárcel), en el marco del fraude tributario relacionado con las fundaciones que funcionan en el principado de Liechtenstein. Según la fiscalía, que mantiene en secreto sus nombres, los evasores confesos han pagado ya al fisco alemán 27,8 millones de euros mientras se esperan también pagos millonarios de los que se han denunciado a sí mismos.

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El escándalo por evasión de impuestos que está empañando las relaciones entre Alemania y Liechtenstein amenaza con extenderse a media Europa, según informaciones del ministerio de Economía alemán que apuntan a que países como Reino Unido, Finlandia o Noruega están a la espera de la información de Berlín sobre sospechosos no alemanes. Quien ya se ha puesto manos a la obra han sido Suecia y Francia, que hoy han confirmado que ya están investigando a un número indeterminado de sus contribuyentes.

De este lado, la Fiscalía alemana ha anunciado hoy que ha ampliado las pesquisas sobre este fraude fiscal, considerado como el más grande de la historia de Alemania, a un segundo banco del Principado. Los investigadores han añadido que, hasta el momento, han analizado el patrimonio de unos 120 sospechosos, la mayoría famosos y millonarios, de recurrir a las fundaciones del paraíso fiscal para no pagar impuestos.

El capital de esas fundaciones, según ha informado hoy la fiscalía, ronda los 200 millones de euros, lo que significa que la deuda fiscal "es inmensa".

Aunque los representantes del Ministerio Público no han querido confirmar el nombre de la segunda entidad implicada, medios alemanes apuntan al banco Vontobel Treuhand, cuyas acciones no han esperado a ninguna notificación oficial para desplomarse hoy en Bolsa.

En Alemania, una ley permite a los evasores que retornen su capital al país para librarse de la persecución penal si pagan el impuesto correspondiente y presentan una denuncia en su contra.

Por lo que respecta a la internacionalización del escándalo y según el portavoz del departamento de Finanzas germano, el Gobierno de Angela Merkel ultima la transmisión de las informaciones sobre evasores fiscales de otras nacionalidades, recogidas gracias a un confidente de Liechtenstein, a sus respectivos países.

Los primeros en reaccionar han sido las autoridades suecas. Tal y como ha informado hoy el director general de Hacienda, Mats Sjöstrand, el Gobierno ha abierto ya una investigación sobre un centenar de nacionales con cuentas bancarias en el paraíso fiscal de Liechtenstein.

Sjöstrand ha revelado en un artículo publicado en el periódico Dagens Nyheter que Suecia había logrado parte de la información sobre el caso a través de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Otro de los Gobiernos que también se ha puesto manos a la obra para descubrir a sus defraudadores gracias a las informaciones transmitidas por la OCDE es Francia, según han confirmado hoy desde la Dirección General francesa de Impuestos, que ha negado haber pagado por ellos.

Un ex empleado del banco de Liechtenstein LGT Grupo, nacido en este pequeño país europeo, Heinrich Kieber, según la identidad dada a conocer por la propia entidad, vendió a los servicios secretos de Berlín por entre cuatro y cinco millones de euros, informaciones sobre evasores fiscales alemanes clientes del citado banco.

Acusaciones del banco LGT

No obstante, LGT, el primer banco del Principado, ha defendido desde el primer momento que no sólo que los datos robados en 2002 por uno de sus empleados habían terminado en poder de las autoridades alemanas, sino que "al parecer, el material robado habría sido revelado ilegalmente a las autoridades" de otros países.

En este sentido, la entidad ha indicado en varias ocasiones que la lista de evasores contiene 1.400 apellidos, de los cuales 600 residen en Alemania, sospechosos de haber ocultado al fisco millones de euros invertidos en fundaciones en Liechtenstein, donde los impuestos son mínimos.

Una fuente de la Hacienda británica ha asegurado sobre este extremo que Gran Bretaña pagó a un confidente para obtener la lista de los millonarios británicos con cuentas en Liechtenstein.

Según los servicios de Renta y Aduanas de Su Majestad (HMRC, en inglés) -el organismo encargado de colectar impuestos-, "se hicieron pagos" pero "las cifras que se barajan no salieron de nosotros", ha agregado la misma fuente en referencia a una información publicada el lunes por el Financial Times.

Según el diario, un centenar de británicos millonarios habría ocultado su dinero en Liechtenstein, considerado un paraíso fiscal por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Londres aplica la táctica germana

Al parecer las autoridades británicas usaron la misma treta que Berlín para conocer la lista de sus evasores nacionales.

En las últimas semanas, Gran Bretaña habría comprado, a cambio de 100.000 libras (133.000 euros) y al mismo informante, una lista de unos 100 nombres y apellidos de británicos afortunados. El fraude se elevaría a 100 millones de libras (133 millones de euros), según los datos del Financial Times.

Berlín, por su parte, habría recibido demandas de información de Finlandia, Suecia y Noruega, anticipaba el lunes el diario Handelsblatt.

Acuerdo jurídico de cooperación

Sin citar a esos países, un portavoz del ministerio alemán de Finanzas ha confirmado ahora que Alemania entregará información a esos Estados, con los cuales tiene un acuerdo jurídico. "Vamos a responder a las solicitudes en ese sentido", ha asegurado.

El comisario europeo de Fiscalidad, Laszlo Kovacs, abogó el fin de semana en esa dirección llamando a los estados de la Unión Europea (UE) a mejorar su cooperación en la lucha contra el fraude fiscal. "En el seno de la UE, necesitamos solidaridad. Es así como podremos ejercer la presión necesaria sobre otras plazas financieras", afirmó.

Si Liechtenstein no coopera para cambiar las "condiciones" que "invitan al fraude fiscal", es necesario estudiar "la posibilidad de complicar los movimientos de negocios con Liechtenstein para que no sea más atractivo hacer negocios" con el principado, amenazó días antes el ministro alemán de Finanzas, Peer Steinbruck.

Liechtenstein, que no forma parte de la UE, podría ser sometido a una mayor presión si se confirma que otros países están involucrados en el escándalo por la evasión fiscal a Vaduz.

 

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