"Tranquilo, la encontrarás"
Víctor, taxista. Durante el 11-M transportó a muchos familiares al lugar que no querían pisar: IFEMA
"Era mi día libre, era jueves". Victor, un taxista de origen leonés, escuchó que habían explosionado las bombas y se acercó "al Gregorio Marañón, porque estaba en Puerta de Atocha. Ningún cliente quería acabar en IFEMA", el lugar al que fueron los cadáveres.
Víctor vivió historias diferentes: la del chico que no encontraba a su novia -"tranquilo, aparecerá", le calmaba-, la de un grupo de inmigrantes que tenía un familiar muerto, el matrimonio mayor que tenía a una hija muerta. Hasta un conocido, que tuvo a una víctima en El Pozo, y que "nunca ha querido hablar, nunca, no volvió a hablar". La ciudad cambió de repente, "me di cuenta de que la gente tenía alma".
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Hoy, con una hija de dos años, Celia, sigue al volante de su taxi. "Soy feliz", espeta. Y mientras hace esta afirmación, discute con una pasajera: "Que no nos van a dar los Juegos de 2016!".
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El taxista que dedicó su día libre a llevar a los familiares y amigos de las víctimas




