Sharon Stone, persona non grata en China por decir que el seísmo fue un castigo
La famosa actriz señaló que el terremoto era un castigo por la represión china en el Tíbet. Los ciudadanos chinos han pedido el boicot a los productos que promociona Stone
De nada ha servido que la actriz estadounidense Sharon Stone haya pedido disculpas por decir que el terremoto del 12 de mayo fue "un castigo" por la represión china en el Tíbet, ni que la firma de modas Dior haya pedido disculpas: la actriz es ya persona non grata en el país asiático.
Los ciudadanos chinos han pedido el boicot a los productos que promociona la actriz, como los cosméticos de Dior, y a sus películas, por considerar un "mal karma" el devastador terremoto en el suroeste de China, con 90.000 muertos y desaparecidos.
La agencia China News señala que la casa Dior ha lamentado lo sucedido y ha condenado las palabras de Stone.
Durante el festival de Cannes
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El escándalo se desencadenó cuando Stone, convertida al Budismo en los últimos años, señaló desde el festival de Cannes que no estaba contenta "con la forma en que los chinos están tratando a los tibetanos", al referirse a las revueltas tibetanas de marzo y la posterior represión por parte del Ejército chino.
"Y entonces sucedió este terremoto y todo lo demás, y pensé, ''¿es un karma?, ¿cuánto no te portas bien, te pasan malas cosas?", señaló sobre la alfombra roja la actriz, que se considera amiga del Dalai Lama, líder espiritual tibetano en el exilio.
Las palabras de Stone, nacida en Pensilvania hace 50 años, ha disparado una oleada de críticas en las páginas web de China, donde los internautas no la perdonan ni tras haberse disculpado.
Miles de chinos se sienten ofendidos por la "sangre fría" de Stone, a quien consideran "inhumana", "cruel", "el enemigo común de los chinos", y sus palabras, "imperdonables".
"No hay que ver sus películas", señala un cibernauta, que insta a que no se proyecten tampoco sus anuncios comerciales, "que no gane ni un centavo del bolsillo chino", agrega.
El terremoto de Sichuan (suroeste) ha sido el más devastador en tres décadas en China, y es el último de los desastres que está viviendo el país asiático este año, cuando celebra sus primeros Juegos Olímpicos, como las destructivas nevadas de enero y las revueltas en el Tíbet de marzo.