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Israel, el incómodo vecino de Egipto

El boicot egipcio a Israel es sagrado en el ámbito cultural e intelectual

La actual polémica desatada por las palabras de un ministro egipcio de que estaría dispuesto a quemar los libros israelíes ilustra hasta qué punto de esquizofrenia ha llegado la estratégica relación que mantienen Egipto e Israel.

Ambos países firmaron un acuerdo de paz en Camp David en 1979 que supuso un cataclismo político en el mundo árabe y que, pese a las turbulencias del conflicto israelí-palestino, se ha mantenido contra viento y marea.

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Hoy, Egipto e Israel intercambian emisarios casi cada mes para intentar negociar el polvorín en que se ha convertido la franja de Gaza y están unidos por varios acuerdos comerciales, el último de ellos de exportación de gas natural egipcio al vecino hebreo.

Pero la palabra "normalización" todavía provoca urticaria, y la relación entre ambos países no ha pasado del nivel puramente político, sin llegar a la sociedad egipcia, según reconoce el embajador israelí en Egipto, Shalom Cohen.

La polémica de los libros

Las recientes palabras del ministro egipcio de Cultura, Faruq Hosni, han sacado a la luz esa animosidad latente en casi todos los ámbitos de la sociedad civil egipcia.

El pasado día 10, Hosni respondía en el Parlamento a una pregunta sobre la existencia de libros israelíes en las bibliotecas egipcias, cosa que negó diciendo: "No los hay; y si los hubiera, yo mismo los quemaría".

La intervención motivó una carta de protesta del Gobierno israelí, que ahora espera explicaciones del egipcio, aunque Hosni dijo que no tiene ninguna intención de presentar sus disculpas.

Según el ministro, cuando dijo "quemar" hablaba de forma metafórica, pues -subrayó- "nadie que me conozca puede creer que yo quemaría un libro", pero en todo caso no niega haber pronunciado las palabras y achaca toda la polémica a su postura contra la normalización cultural con Israel.

60 pactos de sectoriales de colaboración

En efecto, cuando Israel y Egipto se han sentado a trasladar sus acuerdos de paz en sesenta pactos sectoriales de cooperación, Egipto decidió congelar un número de ellos, sobre todo los relativos a la sociedad civil, cultura y deporte en general, según reconoció Hosni.

"La sensación que tenemos (en Israel) es que no hay una decisión de Egipto de acercar a los pueblos; ahora le toca al Gobierno egipcio actuar, hacer que el mensaje de los treinta años de paz llegue también al pueblo", dice el embajador israelí en su residencia, uno de los sitios más "bunkerizados" de El Cairo.

Y es que la imagen de Israel en Egipto se reduce a la de una potencia militar que sojuzga y humilla cotidianamente a los palestinos, como reflejan diariamente los medios egipcios, escritos o audiovisuales.

Y ningún israelí, ya sea un actor o un futbolista, escapa a esta visión.

Polémicas anteriores

En el pasado festival internacional de cine de El Cairo de diciembre se originó una enorme polémica cuando el productor de la película israelí "La visita de la banda" (que trata, precisamente, de la hipotética llegada de una banda de música egipcia a Israel) solicitó presentarla en el festival. Los organizadores se negaron tras todo el ruido mediático.

En otro incidente, un actor egipcio al que acusaron de actuar junto a otros colegas israelíes tuvo que salir a desmentirlo porque se arriesgaba a que lo expulsaran del Sindicato de Actores y perder así toda posibilidad de actuar en el futuro.

El boicot a Israel es sagrado en el ámbito cultural e intelectual.

La animosidad llega hasta tal punto que hace pocas semanas la llegada de un grupo de treinta turistas israelíes de origen egipcio motivó tal cantidad de rumores -principalmente de que venían a reclamar las posesiones que les fueron confiscadas al partir precipitadamente a Israel- que los hoteles donde se alojaban decidieron unilateralmente anular las reservas.

Obligaciones que se quedan en eso

Hay vuelos semanales entre Egipto e Israel, y también informativos en hebreo en la televisión egipcia, todo ello como parte de los Acuerdos de Camp David. Y el Ministerio de Cultura ha encargado la traducción de libros israelíes.

Sin embargo, las famosas palabras del ministro de que quemaría los libros del incómodo vecino han despertado críticas fuera, pero no dentro de Egipto. Ninguna instancia superior, tampoco el presidente del país, Hosni Mubarak, le ha desautorizado. Y así sigue creciendo la animosidad.

 
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