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La Guardia Civil vuelve a recurrir a un barco viejo para vigilar la inmigración clandestina

Una nave, de 35 años, será reformado para interceptar la salida de inmigrantes

Imagen del barco "Río Tajo", segundo patrullero de altura de la Guardia Civil

La Guardia Civil vuelve a recurrir a un barco viejo (35 años) para convertirlo en patrullero de altura destinado a la vigilancia de la inmigración clandestina, aunque su velocidad (10 nudos) apenas supera a la de un cayuco.

El antiguo Britania 1 se construyó en 1973 en unos astilleros alemanes, 35 años después se convertirá en el Río Tajo el segundo patrullero de altura de la Guardia Civil. Interior lo compró en enero y desde abril ha estado en dique seco en los astilleros Repnaval del puerto de Las Palmas.

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Según ha sabido la Cadena Ser de fuentes de la Guardia Civil la rehabilitación ha costado ya un millón de euros pero el gasto será mucho mayor. Los generadores están prácticamente inservibles, varios tanques están oxidados y hay que instalar todavía los radares y equipos de navegación.

Los precedentes no son halagüeños

Estas fuentes han manifestado a la Cadena Ser su malestar porque el Ministerio vuelva a apostar por segunda vez por reconvertir un viejo barco poco operativo para la vigilancia de los cayucos, tal y como sucedió con el Río Miño, un antiguo atunero japonés que lleva cerca de un año en Senegal y que sólo ha interceptado dos cayucos.

Desde el Ministerio del Interior aseguran que el barco estará terminado en breve y que no está diseñado para interceptar cayucos, aunque sus embarcaciones auxiliares mucho más rápidas permiten hacerlo. Según estas fuentes de Interior, con el Río Tajo se refuerza la capacidad operativa del amplio dispositivo desplegado en las costas africanas mientras se construye un barco nuevo con diseño propio que está todavía en fase de proyecto.

 
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