Sociedad

Indemnizan con 480.000 euros a un peatón que quedó inválido al caerle una valla

Un Juzgado de Granada considera "acreditado" que por parte de los responsables de la obra no se adoptaron "todas las medidas de precaución" exigibles para poder haber evitado los daños causados

Los responsables de las obras de un hotel de Granada han sido condenados a pagar una indemnización que supera los 480.000 euros por las lesiones causadas a un peatón que quedó inválido tras caerle encima una valla de protección cuando caminaba por la céntrica calle Recogidas de la capital granadina.

Un Juzgado de Granada ha condenado como autores de una falta tipificada de imprudencia leve con resultado de lesiones al conductor de la máquina excavadora que empujó un muro que motivó la caída de la valla, al encargado de la obra y al representante legal de la empresa contratada para la realización de los trabajos.

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En la sentencia, que todavía no es firme, se considera "acreditado" que por parte de los responsables de la obra no se adoptaron "todas las medidas de precaución" exigibles para poder haber evitado los daños causados.

En el fallo se declara probado que el pasado 19 de marzo de 2004, sobre las 10:45 horas, a un hombre que caminaba por la calle Recogidas de Granada, a la altura del Palacio de los Patos, le cayó encima una valla de protección -que separaba de la vía las obras que se ejecutaban en el referido hotel- tras un derrumbe.

Dicho derrumbe se ocasionó porque una máquina retroexcavadora que trabajaba en el patio interior del Palacio de los Patos empujó la tapia o el muro existente que delimitaba con la calle, que cayó a su vez sobre la valla de protección colocada en las obras.

Según la sentencia, en la calle Recogidas no había ningún trabajador de la obra señalizando o indicando que los particulares no pasasen por la acera en la que se encontraba la referida valla de protección para evitar posibles daños.

Como consecuencia de los hechos descritos el peatón sufrió diversas lesiones y contusiones principalmente en la cabeza, que le provocaron importantes secuelas como un deterioro de las funciones cerebrales, insuficiencia respiratoria, parálisis facial o síndrome depresivo, entre otras.

Aunque antes de los hechos el afectado tenía declarada una incapacidad permanente absoluta por el parkinson que sufría, posteriormente -tras lo ocurrido- se le declaró otra en grado de "gran invalidez", agravamiento que se atribuye al accidente y por lo que necesita la ayuda de terceras personas para el desarrollo de su vida habitual.