Uno de cada tres juguetes contiene componentes químicos peligrosos
Se han encontrado elementos como el plomo, sustancias inflamables y arsénico. Juguetes de Disney o High School Musical se encuentran entre los peor parados
Uno de cada tres juguetes presenta "importantes" niveles de compuestos químicos perjudiciales, según un estudio realizado por la organización estadounidense Ecology Center, a través del análisis de más de 1.500 productos considerados como "más populares" por los niños americanos, entre los que se encontraron cantidades variables de plomo, sustancias inflamables y arsénico, entre otros componentes.
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Así los resultados de este trabajo revelan que los niveles químicos hallados se consideran como "altos" y "medios". Así, en el 20% de los juguetes se detectó plomo en más de 600 partes por millon (ppm), una cifra que excede el límite legal establecido en 164 partes, y "en mayor medida" la recomendación de 40 partes que estipula la Academia de Pediatras Americanos.
El más contaminado, la bisutería
La investigación revela también que el producto más contaminado es la bisutería infantil y relaciona las sustancias encontradas con la futura generación de problemas reproductivos, dificultades para el desarrollo y el aprendizaje, problemas hormonales o incluso cáncer. Asimismo, señala que los bebés y los niños más pequeños son un sector de la población "especialmente vulnerable" a la toxicidad de estos componentes, ya que sus cuerpos y cerebros no están del todo desarrollados.
Ante la preocupación que este trabajo ha despertado en los padres y educadores, Ecology Center ha puesto a disposición de la sociedad una lista en la que se recogen los nombres, la marca y las características de los juguetes afectados, que puede consultarse en el portal de la organización HealthyToys.org.
No todos son un riesgo
Por último, aconseja a los padres no alarmarse sin motivo, ante la "imposibilidad" de analizar los millones de juguetes existentes en el mercado, precisa que el 62% de los estudiados no presentan riesgos para la salud infantil y asegura que no existe correlación demostrable entre el país de fabricación de los juguetes y la existencia de tóxicos.