Barack Obama, el cambio ha llegado

Ya ha ocurrido: Barack Obama se ha convertido en uno de los hombres más influyentes del mundo, ha jurado su cargo como el presidente número 44 de Estados Unidos. En su discurso ha pedido hoy a los estadounidenses el inicio de "una nueva era de responsabilidad" en sus vidas y un nuevo papel para su país en el mundo, basado en la cooperación y el diálogo.

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La otra cara de la moneda, George Bush que llegó ha Capitolio siendo presidente, se ha retirado de la ceremonia convertido en un ciudadano común. Unos minutos después de concluir la ceremonia de investidura, Bush, acompañado por su esposa Laura, tomó un helicóptero, estacionado tras el edificio del Capitolio, y voló a la Base Andrews de la Fuerza Aérea, en las afueras de Washington. Antes, a los pies de la escalinata del Capitolio, la pareja fue despedida con un caluroso abrazo por el presidente Obama y su esposa, Michelle. A ellos se les unieron el vicepresidente Joe Biden y su esposa Jill.

El acto de investidura ha comenzado con la entrada triunfal de Obama en las escalinatas del Capitolio que ha tenido lugar poco después de las las 11.30 horas (17.30 en España). El todavía presidente electo ha estado arropado en el parque del Mall de Washington por cientos de miles de personas que han irrumpido en un grito de júbilo al verle.

Al efectuar el juramento, Barack Obama, visiblemente emocionado, ha tenido un pequeño problema para repetir la fórmula. Nada más terminar, la multitud ha estallado en una gran ovación. Una incontenible alegría mezclada con gritos de "Obama, Obama".

El parque Mall ha sido una verdadera fiesta: en los momentos previos al juramento ha tenido lugar la actuación musical de la cantante de soul Aretha Franklin,una invocación religiosa a cargo del reverendo Rick Warren y por último un cuarteto de lujo, formado por el violinista Itzhak Perlman, uno de los preferidos de Obama, la violonchelista Yo-Yo Ma, la pianista Gabriela Montero y el clarinetista Anthony McGill han deleitado a los dos millones de personas que allí se congregaban con su repertorio.

Entre las personalidades que han asistido a la jura destacan los tres ex presidentes vivos del país, Bill Clinton, Jimmy Carter y George Bush padre, que accedió al recito con un andar lento, con bastón y visiblemente deteriorado.

El que todavía era presidente electo ha hecho el corto recorrido entre la Casa Blanca y el Capitolio, de algo más de dos kilómetros, en el mismo vehículo que George W. Bush, seguidos de cerca por otro vehículo en el que iban con Laura Bush y Michelle Obama.

Alrededor de las 10 (16.00 en España) de la mañana, Obama y el vicepresidente John Biden, acompañados por sus esposas, Michelle y Jill, llegaron a la Casa Blanca, donde se han despedido del presidente George W. Bush.

Los Obama han sido recibidos afectuosamente en la puerta de la mansión presidencial por George y Laura Bush. Michelle Obama, vestida con un conjunto de abrigo y vestido de color amarillo dorado le entregó a la señora Bush un regalo que llevaba en la mano. Según los medios estadounidenses, el presente ha consistido en una pluma y un diario.

Momentos antes habían llegado Biden y su esposa, quienes han participado también en el desayuno previo al comienzo de la ceremonia de investidura. Previamente, Barack Obama se ha dirigido junto a su mujer, Michelle, a la iglesia de St. John's para asistir a una misa.

Una verdadera fiesta

Desde la madrugada Washington era una auténtica fiesta, el Mall, así como las calles aledañas estaban prácticamente intransitables por los cientos de miles de personas que se han dado cita allí, a pesar de que los termómetros no superaban los cero grados centígrados.

La consigna "Sí, se puede" resonaba en el centro de Washington mientras las autoridades canalizaban a la multitud hacia las decenas de puntos de acceso al Mall. Ha sido un acontecimiento sin precedentes incluso en esta capital, engalanada con banderolas y gallardetes por doquier y donde hoy todos los escaparates y puestos ambulantes rebosaban de mercancía relacionada con la ceremonia.

La expectación que esta fiesta ha suscitado supera cualquier otro evento reciente: erca de 42.000 agentes de las fuerzas de seguridad, incluidos 10.000 soldados de la Guardia Nacional,han sido desplegados en la capital estadounidense desde el viernes. Este lunes el centro de Washington, un área de 5,6 kilómetros cuadrados, quedó cerrado a cal y canto al tráfico después del mediodía.

Horas antes de la salida del sol, decenas de miles de personas se habían congregado ya en el Mall. La gente esperaba con entusiasmo, gritando la consigna "Sí, se puede" que inspiró la campaña electoral de Obama. La prohibición de llevar pancartas ha dejado a los manifestantes la opción de las banderitas estadounidenses, y se ven decenas de modelos de camisetas, gorras, bufandas, banderines, escarapelas, guantes, mitones, chalecos, casacas y calendarios con las imágenes de Obama, su esposa Michelle y sus dos hijas, Sasha y Maliah.

La fortaleza de Washington

La ciudad se ha convertido en una especie de fortaleza medieval, pues seha cortadotambién el acceso por los puentes a través del río Potomac. El tráfico aéreoha quedadorestringido. Los servicios de transporte han desplegado un dispositivo especial y han multiplicado el número de autobuses y de trenes de metro que estarán disponibles, pero nadie sabe si serán suficientes para la multitud que se anticipa.

La noche en la oficina

Ante la posibilidad de no poder llegar a los festejos -o al puesto de trabajo-, numerosos residentes en el extrarradio han optado por pasar la noche en la oficina. Es el caso del personal del Congreso, quehan llevadocamas supletorias y sacos de dormir a los despachos de los legisladores, o de agentes de la Policía, quehan echadouna cabezada en algunas iglesias estratégicamente situadas.