Internacional

Al menos 170 muertos en los incendios del sureste de Australia

Mientras el fuego devora el sur de Australia, en el norte del país el problema es el agua. Desde hace diez días, las lluvias torrenciales han dejado decenas de poblaciones completamente anegadas

El balance de los incendios forestales que afectan al Estado de Victoria, en el sureste de Australia, ha alcanzado los 171 muertos, según ha informado la Policía. Sin embargo, la pesadilla no ha terminado todavía ya que las autoridades han advertido a la población de que lo peor de los incendios no ha acabado, cuando hay al menos 171 personas muertas, 750 casas destruidas y 340.000 hectáreas de terrenos arrasadas por el fuego en los estados sureños de Victoria y Nueva Gales del Sur.

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Los cuerpos de seguridad temen que el número de víctimas mortales, por ahora todas ellas en Victoria, supere la cifra de 200, pues hay un centenar de personas dadas por desaparecidas y porque todavía hay focos fuera de control. Los bomberos ha encontrado cadáveres en 21 localidades, algunas de las cuales han quedado devastadas, como Kinglake, con 33 muertos, y Marysville, con 12.

El Hospital Alfred de Melbourne, la capital de Victoria, ha atendido hasta el momento a 20 personas con quemaduras graves y diez quedaron internadas en la unidad de cuidados intensivos. Veintiocho fuegos siguen activos en Victoria entrada la tercera noche, pero preocupan especialmente a los bomberos tres frentes que amenazan varias zonas habitadas, el de Churchill (sureste), el de Beechworth (noreste) y el de Taggerty (noreste).

El departamento de Defensa australiano ha enviado un equipo especial de 200 miembros de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire para participar en las tareas de contención, en las que participan 3.000 bomberos y miles de voluntarios. Los estados vecinos Australia del Sur, Tasmania, el Territorio de la Capital, Australia Occidental y Nueva Gales del Sur también han aportado refuerzos, y de Nueva Zelanda llegará en las próximas 24 horas un equipo de cien expertos.

Unas 5.000 personas se han registrado como evacuados, mientras que centenares más moran en sus coches o establecimientos comunitarios. Han comenzado a brotar ficciones entre las personas desplazadas y los cuerpos de seguridad porque algunos ciudadanos quieren regresar a sus casas para ver qué ha pasado.

El subdirector de la Policía de Melbourne, Kieran Walshe, ha explicado que no podían permitir regresar a los desplazados hasta que se tenga la certeza de que no hay más muertos en esos lugares, y hasta que los equipos forenses y los investigadores hayan tomado todas las pruebas que necesitan.

La Policía de Victoria cree que varios de los incendios fueron provocados y tratará todos los lugares arrasados por las llamas como escenarios de un crimen, aunque no hubiera muertes allí. En Nueva Gales del Sur, un hombre de 31 años y un joven de 15 han sido acusados de haber encendido dos fuegos.

"¿Qué puedes decir sobre alguien así?. No hay palabras para describirlo, es un asesinato en masa", declaró por la televisión y visiblemente emocionado el primer ministro de Australia, Kefin Rudd, sobre los incendios intencionados. Rudd anunció que el Ejército desplegará 600 tiendas de campaña para acomodar temporalmente a los evacuados, mientras que los servicios sociales han comenzado el reparto de ayuda humanitaria a los damnificados.

Las ayudas económicas para los afectados no han parado de crecer, y se unen al fondo de diez millones de dólares australianos (6,7 millones de dólares) que el Gobierno anunció el domingo para los afectados. Varias cadenas de supermercados entregarán los ingresos de un día a las víctimas, mientras que el Servicio de Correos donó un millón de dólares australianos.

Al sur arrasados por el fuego y al norte por las inundaciones

Mientras el fuego devora el sur de Australia, en el norte del país el problema es el agua. Desde hace diez días, las lluvias torrenciales han dejado decenas de poblaciones completamente anegadas en el estado de Queensland. Un hombre ha muerto y hay otras tres personas desaparecidas, entre ellas un niño que podría haber sido devorado por un cocodrilo.

El sesenta por ciento del territorio de Queensland ha sido declarado zona catastrófica y el Ejército ya ha empezado a distribuir alimentos entre los ciudadanos afectados que lo han perdido todo por las inundaciones.

 
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